Canciones de verano 2025 que marcarán la temporada
Descubre la canción del verano en España, los temas más pegadizos de 2025 y clásicos infalibles que aún dictan las reglas del calor, la pista y la memoria colectiva
El verano nunca es solo una estación. Cada año, una nueva ola de canciones irrumpe en las playlists y en la memoria colectiva, buscando convertirse en banda sonora de vacaciones, fiestas y romances efímeros. En este 2025, nombres como Bad Bunny, Aitana o Karol G han redefinido el hit estival con propuestas que van más allá del beat fácil, incorporando memoria, identidad y experimentación. Pero mientras el presente brilla, también resuenan los ecos de himnos pasados que siguen siendo combustión emocional en cualquier verbena. Este artículo reúne lo mejor del ahora y cinco clásicos que, pase lo que pase, nunca pierden su lugar al sol.
¿Cuál es la canción del verano de 2025 en España?
Bad Bunny – Baile Inolvidable
Basta un minuto de escucha para saberlo: esto va a sonar todo el verano. En “Baile Inolvidable”, Bad Bunny se reencuentra con la salsa de sus ancestros y la viste con elegancia pop. Lejos del trap melancólico o el reguetón de discoteca, aquí hay trompetas, congas, vientos tropicales y mucho groove caribeño. “Aunque no volvamos a hablar / siempre te voy a recordar bailando”, canta Benito, en un estribillo que parece hecho para tatuarse en el pecho del recuerdo colectivo. No es un single obvio, pero sí un himno emocional.
5 novedades musicales que marcarán el verano 2025
Bad Gyal – Da Me
La Bad Gyal de los twerk beats en clave dancehall se ha transformado. Su nueva etapa –inaugurada con “Da Me”– es más elegante, más madura, pero no menos seductora. Hay reguetón, sí, pero filtrado por una sensibilidad R&B. Un beat lento, respirado, que recuerda tanto a la bachata sensual como al reguetón de cámara lenta. El videoclip, entre lo teatral y lo coreográfico, la convierte en una diva misteriosa. Si hay una evolución artística en el pop urbano español, aquí se escucha con nitidez.
Aitana – 6 de febrero
En plena época de baladas hiperproducidas o descartes de pop-punk chic, Aitana entrega una canción completamente honesta. “6 de febrero” es un disparo directo al corazón de cualquiera que haya amado y haya perdido. Letras explícitas, minimalismo instrumental, emoción en crudo. Lo que podría haber sido una nota de voz en una madrugada triste, se convierte en fenómeno viral. Lo interesante aquí no es solo el morbo por la ruptura (¿con Yatra?), sino cómo convierte su dolor en una balada pop universal. Lo personal se hace colectivo. En su tono quebrado hay una tradición que va de Taylor Swift a Amaia Montero, pero con una producción moderna que la acerca a Billie Eilish.
Karol G – Milagros
La sorpresa más inesperada viene de Karol G, que en lugar de lanzar un banger reguetonero, opta por una pieza espiritual. “Milagros” introduce flautas andinas, sonidos de la naturaleza y un espíritu casi ceremonial. La “Bichota” ya no necesita ser ruda: se ha convertido en guía emocional. El tema conecta con su infancia en Medellín y se integra perfectamente en el discurso de su documental “Mañana será bonito”.. Un recordatorio de que también se puede sanar bailando.
Lola Índigo – MOJA1TA
En el lado opuesto, Lola Índigo entrega una fantasía veraniega sin pretensiones profundas pero con un dominio absoluto del pop visual. “MOJA1TA” podría haber salido en 2002, con una producción maximalista, efectos vocales saturados y estética de videoclip a lo TRL. Pero ese anacronismo es su fuerza: evoca la época dorada del pop playero –el de Thalía, el de Paulina Rubio– y lo adapta a una audiencia post-tiktokera. Todo en el videoclip es pastiche y exceso, pero funciona como un reloj suizo del escapismo.
Myke Towers & Quevedo – Soleao
“Soleao” suena como si ya lo hubieras escuchado cada verano desde hace cinco años, pero sin cansarte nunca. El boricua Myke Towers y el canario Quevedo repiten la fórmula de “Playa del Inglés”, pero ahora la refinan: la producción es más redonda, el beat más soleado, el flow más relajado. Es música diseñada para playas mediterráneas, para terrazas canallas, para afters que nunca terminan. Tiene algo de canción por defecto, pero eso no es necesariamente malo. No todo himno del verano tiene que ser rupturista; a veces basta con acompañar bien el sudor y la sal.
5 clásicos imprescindibles para tu playlist veraniega
Macarena – Los del Río (1996)
Más que un fenómeno, “Macarena” es una coreografía codificada en el ADN sociocultural hispano (y más allá). Se baila como se canta un himno: con mecánica colectiva, incluso cuando uno reniega de ello. Desde bodas a mítines políticos, de escuelas a playas, su alcance ha sido tan transversal que trasciende incluso lo musical. El verano sin “Macarena” es como la Navidad sin “All I Want for Christmas Is You”: una herejía emocional.
Sonia y Selena – Yo quiero bailar (2001)
“Yo Quiero Bailar” no es solo un canto a la pista: es una declaración de independencia erótica, una toma del cuerpo como territorio soberano. El beat es eurodance en su forma más pura, pero lo que la eleva es la voz femenina como centro gravitacional del deseo. No espera permiso, no negocia: exige placer. Su resurgir constante cada verano funciona como catarsis de lo femenino hedonista, un eco libertario en bikini y con tacón de aguja.
O-Zone – Dragostea Din Tei (2004)
Un relicario del euro-pop absurdo, “Dragostea Din Tei” emerge como el epítome del kitsch digital de la era pre-YouTube. La canción, que parecía una broma interna de Europa del Este, se viralizó antes de que supiéramos qué era la viralidad. Su melodía es una concatenación de loops sintéticos y fonemas que no dicen nada concreto, pero que funcionan como mantra del desfase. Lo que parecía un accidente pop se convirtió en símbolo de una globalización sonora sin filtros.
Gente de Zona ft. Marc Anthony – La Gozadera (2015)
Un manifiesto del panlatino power, “La Gozadera” convierte la lista de países hispanoamericanos en un grito de unidad rítmica. En su fusión de salsa, reguetón y pop tropical hay una voluntad celebratoria que desborda cualquier pasaporte. Es la ONU del perreo elegante, un desfile de banderas que se transforma en pura energía física. La presencia de Marc Anthony como chamán vocal añade una gravedad emocional al asunto. Si hay que elegir una canción para cerrar una noche de calor con abrazos sudorosos y euforia colectiva, que sea esta.
Vicco – Nochentera (2023)
Vicco recodifica la nostalgia ochentera como materia prima de la fiesta contemporánea. No es revival: es apropiación simbólica. Las referencias no se limitan al sonido (sintes, reverbs, teclados Casio), sino que se extienden a la actitud: vivir como si fuéramos estrellas fugaces en una discoteca de neón. Su éxito no es solo melódico, sino sociológico en plena era de ansiedad postpandémica.
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