Estopa

“Estopía” en cinco claves

Estopa celebran su 25 aniversario con gira y nuevo álbum, que mira al pasado desde un lugar muy presente para ellos

Por Diego Rubio

Los hermanos David y José Muñoz vuelven con nuevo trabajo, “Estopía”. Su undécimo disco ya, que presentarán, de momento, con un llenazo en el BEC de Bilbao que además les servirá para dar el pistoletazo de salida a su gira de 25 aniversario, en la que repasarán los grandes hitos de su trayectoria: canciones de sus dos primeros álbumes que cambiaron a su modo la música en España y una ristra posterior que ha sabido mantener al menos vivo el legado con la humildad del que sabe que aquello no se volverá a repetir. Repasamos el nuevo álbum de Estopa, este vistazo en cierto modo retrospectivo a su universo, en cinco claves.

25 años dando Estopa

Cuentan los propios Estopa, David y José Muñoz, que ante la perspectiva del 25 aniversario de la banda se propusieron hacer un disco homenaje a aquel “Estopa” homónimo de 1999, pero que cuando se pusieron a ello se encontraron con dos evidencias: hacer un disco como ese en un contexto vital, personal tan diferente es prácticamente imposible, seguramente innecesario además, y el estudio te sumerge en sus propias dinámicas. Si Estopa llevan 25 años es por el impacto de aquel primer álbum, seguro, pero también por cómo han sabido manejar su carrera desde entonces, asentando su lugar como verso suelto del pop-rock de radiofórmulas en nuestro país, y por cómo han sabido ir madurando mientras maduraba su audiencia.


Vuelta a los orígenes

En cualquier caso, sí hay en “Estopía” una intención clara de referir sus primeros pasos, o al menos un rendimiento espiritual a aquellos orígenes míticos, casi de leyenda, en los que los hermanos de Cornellà de Llobregat firmaron temas como “La raja de tu falda”, “Como Camarón”, “Tu calorro” o “El del medio de los chichos”. Se nota especialmente en esa querencia por la rumba rock, en la energía de algunos riffs de guitarra. Pero también en el concepto del álbum, un jardín de las delicias en el que se incluyen todas las imágenes que componen el mito de Estopa: el Pescaílla, el Ford Escord, el cerdo de “Destrangis” (2001) simulando un Toro de Osborne, arañas, perros callejeros, vinos tintos, demonios, lavabos y tragicomedias populares.

Extremo duro

Hay una evidencia aquí, y es que cuando hablamos de rock en la radio, cuando nos preguntamos por el grupo de rock más “famoso” en España, más vigilado desde el mainstream y desde audiencias que no son per se rockeras, terminamos recalando en Extremoduro. Así que en cierto modo es normal que las referencias de todas las bandas pop-rockeras, cuando quieren acercarse a su propio extremo más duro, apunten hacia la banda del Robe y el Uoho. A Estopa les ha sucedido un poco siempre, pero quizá en “Estopía” se hace más evidente que nunca, con esos cambios de ritmo como de arrancada de temas como “No digo ná”, una “Sola” que está construida un poco como “La vereda” (aunque siempre con ese twist tan latino que les gusta a Estopa) o “Tan dulce”, que termina con un guiño al riff del “The Trooper” de Iron Maiden: tiene guasa como casualidad, pero si estuviera hecho adrede (que a lo mejor sí, quién sabe) se acerca a la genialidad, pues los propios Extremoduro reconocieron en la época que un disco como “Yo, minoría absoluta” (2002) no podría haberse hecho sin ellos como inspiración, más allá del riff de “Puta” y su parecido con “2 Minutes to Midnight” (que, bueno, a su vez es un riff de los alemanes Accept).


Inteligencia Artificial

Los propios Estopa tuvieron que salir, durante su actuación en los últimos Premios Goya (donde interpretaron “Quiero ser libre”, de Los Chichos), a aclarar todo el lío que se había formado en Twitter los días previos a tenor de la portada de “Estopía”. Es evidente el homenaje a la plancha central del tríptico de “El Jardín de las Delicias” de El Bosco, ese mundo de pecados, malicias y lascivias humanas, pero la movida no fue tanto por ahí como por el uso de la IA. Al final hasta el diseñador de cabecera de la banda, Jandi, tuvo que pronunciarse para terminar zanjando el asunto explicando su curro, una combinación de IA y trabajo manual.

Riesgos, los justos

No son exactamente riesgos lo que Estopa necesitaría asumir, aunque a muchos nos encantaría verles ponerse a prueba y bregar fuera de su zona de confort. Pero en cualquier caso es relativamente agradable verles haber asumido su impacto en toda una generación: su enfoque de la rumba, el pop-rock y la música latina son indisociables de un álbum como “El Madrileño” (2021), por ejemplo. En su momento C. Tangana invitó a los Estopa a participar pero ellos, con mucha educación (supongo) y queriendo eso, afrontar pocos riesgos, tuvieron que declinar. Luego entendieron su “error” y le abrazaron durante su concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona uniéndose a la sobremesa. Y ahora ofrecen rumbas muy suyas como “Ké más nos da”, claro, pero también rumbas más contemporáneas que parecen entender su propia ida y vuelta con el “c.tanganismo”, desde esa “El día que tú te marches” con guiño interno a las “Noches de bohemia” de Navajita Plateá a “La rumba del Pescaílla”, con su arreón final.


Foto: Juan Pérez-Fajardo

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