Russian Red: una evolución en cinco puntos
La cantante y compositora madrileña ha regresado con un nuevo álbum: 'Volverme a enamorar'
Tras un parón discográfico de siete años, Lourdes Hernández, alias Russian Red, acaba de regresar con “Volverme a enamorar”, disco breve pero cargado de promesa, ejercicio de reconstrucción desde la ironía y la falta de prejuicios, sobre todo hacia uno mismo. Oportunidad para repasar una metamorfosis artística.
1. La revelación folk
A finales de los dos mil, aquello de “Russian Red” dejó de asociarse sobre todo con pintalabios y a usarse para hablar de (no solo) música. “Cigarettes” y el disco que la incluía, “I Love Your Glasses” (2008), producido por Fernando Vacas, se convirtieron en fenómeno inesperado, pero, por otro lado, justificado; aquí había una gran compositora y aún mejor cantante. Las cuentas dicen que vendió más de 40.000 copias del álbum. Por aquellos días vimos a Hernández salir en todas las revistas y sonar en todas partes, de las campañas televisivas (la primera fue de ricos helados) a los dormitorios alternativos, pasando por, ya en 2010, el cine: en “Habitación en Roma”, de Julio Medem, sonó su “Loving Strangers” una y otra y otra vez; incluso ella misma admite que se cansó de oírla en la película.
2. Riqueza escocesa
Tras el inevitable cambio de una indie a una multi, llegó el notable disco “Fuerteventura” (2011), grabado en Escocia con el productor Tony Doogan y músicos de Belle & Sebastian. “Yo tenía en mente un productor, Dave Fridmann, el de Mercury Rev, pero no fue posible”, me explicó en el Dominical de “El Periódico” en abril de 2011. “Pero el manager de este productor era el manager de Tony Doogan, y nos propuso que lo grabáramos con él. Y fue perfecto”. El estilo Russian Red ganaba en dinamismo, riqueza instrumental e intensidad. A la tónica folk (“Everyday Everynight” era puro Vashti Bunyan) se sumaban inesperados guiños a los cincuenta, lo surf o, quizá de forma inevitable, el indie pop trotón de Belle & Sebastian. Recorriendo toda la colección, un gran uso de los coros. Progresando adecuadamente.
3. Nuevaolera
Tres años después sorprendía con “Agent Cooper” (2014), especie de disco de concepto sobre diez hombres que le han marcado (aparece “Stevie J”, es decir, Stevie Jackson de Belle and Sebastian, su “persona favorita 2011”); once, si contamos a Dale Cooper de la serie “Twin Peaks”, el héroe lynchiano que da nombre a la referencia. Musicalmente, Hernández mira ahora bastante hacia la new wave de los ochenta, con momentos de pop dramático que hacen pensar en Cyndi Lauper (ya en su primer disco adaptaba “Girls just want to have fun”), aunque en directo los temas pueden adquirir matices más actuales; el batería y teclista Juan Diego Gosálvez parecía querer convertirse en un Jamie xx local.
4. Las versiones
Los aromas de los ochenta seguirían vivos en su siguiente paso, en el que buscó reafirmarse menos como compositora que como intérprete, como traductora del trabajo ajeno. El autoeditado “Karaoke” (2017) reunía revisiones sinuosas de clásicos de Queen, Tears for Fears, Culture Club, Bonnie Tyler, Ace of Base… Explicaba Lourdes a Jordi Bianciotto en “El Periódico de Catalunya”: “Son mis canciones de karaoke de verdad, que se prestan a interpretarlas en esos locales sin tener que hacerlo necesariamente superbien”. Poco después se replegaba con su pareja en Los Ángeles y se dedicaba a otros proyectos laborales más o menos al margen de la actividad artística.
5. Regreso en miniatura
En Estados Unidos, Hernández ha sido CEO de un espacio de eventos o se ha dedicado al diseño de interiores. De vuelta en España, sus caminos de investigación se extendieron también a la interpretación: protagonizó la película “Ramona” (2022) y tuvo un papel bastante humorístico en la serie de Netflix “Un cuento perfecto” (2023), protagonizada por Anna Castillo. Encarnar papeles la ha animado a volver a Russian Red desde una perspectiva más distanciada, más sana: “Volverme a enamorar” son ocho canciones (o cinco canciones y algunas transiciones) de y sobre un personaje, una cantante, muy parecida a Lourdes, pero no exactamente Lourdes. Su Santo Grial vital es el enamoramiento, el enamoramiento de lo que sea: solo así se puede vivir. Del disco sorprende realmente su saludable autoironía, un sentido del humor poco habitual en Russian Red. La evolución continúa.
Foto: Sonido Muchacho
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