Oasis

“Morning Glory”, 30 años después. ¿Por qué sigue siendo tan adorado el segundo álbum de Oasis?

La banda de los hermanos Gallagher acaba de publicar un reedición deluxe de su disco más vendido en plena gira de reunión. Recordamos la intrahistoria y lo que supuso culturalmente aquella obra.

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El 2 de octubre de 1995, Oasis publicó su segundo álbum, “(What’s The Story), Morning Glory?”, y demostró que su gloria no iba a durar de la noche a la mañana, sino que podía permanecer para siempre. En conmemoración de su 30 aniversario, los hermanos Gallagher han lanzado ahora una edición deluxe que, en realidad, solo aporta la novedad de cinco temas en versión acústica procedentes de las sesiones de grabación de aquel disco. No es la primera vez que se reedita el álbum, pues ya en 2014 se comercializó una versión en triple CD mucho más completa: con todas las caras b de sus cuatro singles, más maquetas y temas en vivo. Pero, vayamos al grano, ¿qué tiene de especial este álbum para seguir despertando tanta devoción tres décadas después?

Ganaron la batalla del Britpop

Comenzaré con una historia de abuelo cebolleta. El 18 de julio de 1995 los vi en la madrileña Plaza de Toros de las Ventas, en un festival de un día con The Cure como cabezas de cartel. No eran todavía las megaestrellas en que se iban a convertir, y el público estaba aún un poco a ver qué pasaba, siguiendo –los más enterados– la onda expansiva de su debut, “Definitely Maybe” (1994). Ellos acababan de finalizar la grabación de su segundo álbum y, en un concierto corto pero intenso, estrenaron cuatro de los temas del “Morning Glory”, o cinco si contamos el añadido de “Aquiesce” (cara b del single “Some Might Say”).

Un mes después, se produjo la tan cacareada ‘batalla del Britpop’, cuando coincidió el lanzamiento de su single “Roll With It” y el “Country House” de Blur, y aquello dotó a ambos grupos de un revuelo mediático que les hizo cambiar de pantalla automáticamente. Fue el momento en que el indie británico dejó de ser lo que había sido hasta entonces y pasó a ser monstruosamente masivo. El single de Blur vendió más, pero Oasis ganó la batalla cuando sus respectivos álbumes vieron la luz en otoño.

Noel y Liam Gallagher, aunque grababan para uno de los sellos que mejor representaban el indie canónico del Reino Unido, Creation, siempre tuvieron claro que no querían quedarse en un nicho de mercado. En palabras del primero de ellos, no deseaban ser una banda de culto como Felt, iban a ser más grandes que U2. Fanfarronadas de este estilo eran muy habituales en los grupos indies británicos de la época, pero, en este caso, fue completamente en serio. Un año después del suicido de Kurt Cobain, aquella ética alternativa aportada por Nirvana dejó de estar de moda. Volvía la pompa, el hedonismo del viejo rock and roll y el disfrutar de todo ello. Solo tú y tus colegas, cada vez más colegas, viviendo el aquí y el ahora. Glamur, juventud y electricidad a alto volumen, en lo que se entendió (de modo bastante tramposo) como una forma de reivindicar el espíritu de clase obrera.

Además, y en contra de lo que les sucediera a casi todos sus compañeros del Britpop, Oasis lo petaron también con este segundo disco en EE UU. “Morning Glory” fue número 1 en ventas en 11 países, entre ellos España.

Ganaron la batalla del difícil segundo disco

“Definitely Maybe” fue uno de esos debuts que parecen difíciles de superar. De hecho, hay bastante consenso en que, creativamente, sigue siendo el momento más inspirado en la discografía de Oasis. Sin embargo, el segundo disco triunfó más. Mérito de Noel Gallagher (compositor de los temas y cerebro del grupo) es que no quiso volver a hacer lo mismo. Se dice que la grabación fue muy rápida, en un estudio de Gales en 15 días, y su estilo evolucionó desde el indie rock más directo de sus principios hacia algo más ambicioso, con arreglos orquestales y bastantes medios tiempos con aliento épico. Al principio, la crítica fue poco complaciente con él por ese motivo, por su excesiva referencialidad (muchos de los temas recordaban demasiado a canciones de otra gente de los años 60 y 70) y porque las letras, digámoslo claramente, eran bastante pobres. Pero daba igual, porque ellos tenían el relato y consiguieron contagiárselo a todo el planeta. “Mientras ‘Definitely Maybe’ iba sobre el sueño de ser una estrella del pop en una banda, ‘Morning Glory’ va sobre ser realmente una estrella del pop en una banda”, declaró Noel Gallagher a Rolling Stone.

Algo que, a la larga, jugó a su favor, fue la secuenciación de los singles. Los dos adelantos, “Some Might Say” y “Roll With It”, no figuran entre lo más recordado de Oasis, pero el tema que realmente los propulsó fue el tercer sencillo, “Wonderwall”, mientras que “Don’t Look Back In Anger”, publicado ya en febrero del 96, consiguió alargar la vida del álbum. El gradual pero tremendo recibimiento popular llevó a que la prensa comenzara a cambiar de parecer, aunque las malas lenguas aluden también a un factor nada desdeñable: en plena oasismanía, si querías vender revistas (y en Inglaterra entonces se vendían muchísimas), tenías que rendirte ante ellos.

Ganaron la batalla de los récords

Es sintomática la portada del álbum. La foto está tomada en la calle londinense de Berwick Street, el lugar con más (¡y mejores!) tiendas de discos de, probablemente, el mundo, en aquel momento. Es sintomática de una era en que los discos se vendían a porrillo y formaban parte importante de la vida de la gente. Fue también algo profético, porque, en su primera semana despachó 345.000 copias solamente en su país (algo que solo había superado el “Bad” de Michael Jackson en 1987). Estuvo diez semanas en el número 1 en ventas y fue el disco más vendido de la década de los 90 en Reino Unido. Todavía es el quinto más despachado de todos los tiempos en las Islas Británicas. 22 millones de personas alrededor del mundo poseen un ejemplar físico y original del álbum.

En directo, también dieron el gran salto a los estadios con ese disco, batiendo récord tras récord. Primero, con sus conciertos de presentación en Earls Court, que fueron las actuaciones a puerta cerrada con más asistencia hasta aquel momento. Después, con los dos conciertos de abril del 96 en Maine Road, el estadio del Manchester City, y finalmente, los del 10 y 11 de agosto en Knebworth, donde vendieron 250.000 entradas para una demanda estimada de dos millones y media. Esto es: podrían haber hecho sold out durante 20 noches. Liam lo definía muy bien en el estupendo documental “Supersonic”, de Mat Whitecross al ver a las masas dirigiéndose al recinto: “¡Esto es jodidamente bíblico!” Y ahí, sí, culminó la carrera de Oasis… Hasta ahora.

Ganaron la Batalla de la posteridad

Oasis no llevaban, en realidad, tanto tiempo disueltos. Fue en 2009 cuando los hermanos Gallagher partieron peras y se dejaron de hablar, pero el hambre por su reunión existió casi desde el primer momento. Sin duda, esta ha crecido como la espuma a lo largo de estos 15 años, y la demanda de entradas, solamente para Reino Unido e Irlanda, se cifraba en 14 millones de personas en el momento del anuncio de su gira. Este ha sido, sin ninguna duda, uno de los grandes acontecimientos musicales de 2025, y finalizará el 23 de noviembre en Sao Paulo (Brasil). En esta gira, por cierto, “Morning Glory” es su álbum más representado, y suelen tocar hasta 8 de sus 12 temas.

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