EP

Qué es un EP: significado y diferencias con LP y álbum

Descubre qué significa EP en música, cuántas canciones tiene, sus diferencias con LP y álbum, y ejemplos de vinilos famosos en la historia.


En el mundo de la música, los términos EP, LP y álbum se utilizan constantemente, pero no siempre queda claro qué distingue a uno de otro. Estas siglas, nacidas en la época del vinilo, siguen vigentes hoy en día, incluso en la era del streaming. Si alguna vez te has preguntado cuántas canciones debe tener un EP, qué diferencia hay con un LP o cómo saber si un vinilo pertenece a una categoría u otra, aquí encontrarás todas las respuestas.

¿Qué significan las siglas EP?

EP significa Extended Play, o “reproducción extendida” en español. Este formato nació a mediados del siglo XX como una opción intermedia entre un sencillo (single) y un álbum completo (LP).

En sus inicios, el EP se publicaba en discos de vinilo de 7 pulgadas, y su característica principal era que incluía más canciones que un sencillo, pero menos que un álbum. Mientras que un single solía tener solo una o dos canciones (una por cada cara del vinilo), el EP podía contener entre tres y seis temas.

La idea era ofrecer algo más sustancioso que un simple sencillo, pero sin llegar al compromiso de un álbum completo. Esto lo convertía en una excelente herramienta para que artistas emergentes mostraran su trabajo o para que músicos consolidados lanzaran material adicional entre álbumes.

¿Cuántas canciones tiene que tener un EP?

No existe una regla universal, pero en la industria musical actual un EP suele incluir entre 3 y 6 canciones y tener una duración total de entre 15 y 30 minutos.

Si el proyecto tiene menos de tres temas, suele considerarse un single o un mini EP. Si supera los 30 minutos o las 6 pistas, entra en territorio de álbum o LP.

Sin embargo, estas fronteras no siempre son estrictas. Algunos artistas lanzan EPs más extensos que rozan la duración de un LP, especialmente en géneros experimentales o electrónicos. En última instancia, el formato también tiene una dimensión artística: el creador decide cómo presentar su obra, y a veces lo conceptual pesa más que lo técnico.

¿Qué considera Spotify un EP?

En plataformas de streaming como Spotify los límites están más definidos para fines de clasificación: según sus criterios oficiales, un single puede tener de 1 a 3 canciones con una duración total inferior a 30 minutos, un EP contiene de 4 a 6 canciones y no supera los 30 minutos, y todo lo que exceda esas cifras se considera un álbum o LP; estos parámetros ayudan a mantener un orden dentro de los catálogos digitales y a que los artistas puedan etiquetar correctamente sus lanzamientos, de modo que si un músico publica cinco temas de unos cuatro minutos cada uno, Spotify lo catalogará automáticamente como un EP.

¿Cuál es la diferencia entre un EP y un LP?

La principal diferencia está en la duración y en la intención artística: el EP (Extended Play) es más breve, con unas pocas canciones, ideal para presentar un concepto reducido o un adelanto de lo que será un álbum, mientras que el LP (Long Play), literalmente “reproducción larga”, contiene una mayor cantidad de canciones —normalmente entre 8 y 12— con una duración total que supera los 30 o 40 minutos; el LP suele considerarse una obra más completa y coherente, donde las canciones forman parte de una narrativa o concepto global, por eso, en la cultura musical, el LP ha sido históricamente sinónimo de álbum completo.

¿Cuál es la diferencia entre un EP y un álbum?

En muchos contextos, LP y álbum se usan como sinónimos, pero la diferencia con un EP va más allá del número de canciones: tiene que ver con la profundidad del proyecto.

Un álbum representa una etapa artística más desarrollada: es el resultado de meses (a veces años) de trabajo, producción y composición. En cambio, un EP suele ser más inmediato, más experimental, e incluso puede funcionar como una carta de presentación o un punto intermedio entre grandes lanzamientos.

Muchos artistas usan los EPs para explorar nuevos estilos, probar colaboraciones o lanzar material que no encajó en un álbum anterior, pero que aún merece ser escuchado.

¿Cómo saber si un vinilo es EP o LP?

Saber si un vinilo es un EP o un LP puede parecer una cuestión técnica, pero en realidad tiene mucho que ver con la historia del formato y con la intención con la que fue concebido. Cuando tienes un disco en las manos, hay varias señales que pueden orientarte, aunque ninguna por sí sola es definitiva.

Lo primero que suele llamar la atención es el tamaño del vinilo. Los EPs acostumbran a venir en discos más pequeños, de 7 pulgadas y, en ocasiones, de 10 pulgadas, lo que ya nos da una pista de que no se trata de una obra extensa. Los LPs, en cambio, casi siempre se prensan en vinilos de 12 pulgadas, el tamaño clásico asociado al álbum completo y al sonido más envolvente que caracteriza a este formato.

La duración del disco también es un factor importante. Un EP suele reproducirse durante 10 a 25 minutos, mientras que un LP puede alcanzar fácilmente los 40 minutos o más, a veces distribuidos entre dos caras de unos 20 minutos cada una. Esta diferencia no solo se percibe en el tiempo de escucha, sino también en la experiencia: un EP tiende a ser más directo, más conciso, mientras que un LP permite un recorrido musical más amplio y narrativo.

Si observas el número de canciones, notarás otra distinción evidente. Los EPs suelen contener entre tres y seis temas, pensados para ofrecer una muestra del estilo o concepto del artista sin llegar a la complejidad de un álbum. Los LPs, por su parte, pueden incluir de ocho a doce canciones o incluso más, lo que les permite desarrollar una historia o un hilo conductor entre los temas.

Por último, un detalle que muchos pasan por alto pero que puede ser decisivo está en la etiqueta o la carátula. En no pocas ocasiones, el propio vinilo lo especifica de forma explícita: si ves las palabras “Extended Play” o la abreviatura “EP” en la portada o en el centro del disco, no hay duda de que se trata de ese formato. Del mismo modo, si en la descripción figura “Long Play” o “LP”, estás frente a un álbum completo.

En definitiva, reconocer si un vinilo es un EP o un LP es una combinación de observación y contexto. El tamaño, la duración, el número de pistas y los detalles del diseño físico del disco son las pistas más fiables, pero también conviene tener presente el espíritu del proyecto: un EP suele buscar ser una muestra breve e intensa, mientras que un LP aspira a ser una experiencia más completa y envolvente.

Historia de algunos vinilos famosos

A lo largo de la historia de la música, el formato EP ha sido un recurso fundamental para muchos artistas que buscaban experimentar, reinventarse o capturar un momento específico de su evolución creativa. Aunque nació como una herramienta técnica intermedia entre el sencillo y el álbum, pronto adquirió un valor artístico propio, convirtiéndose en un espacio para la libertad musical y la exploración sonora.

Un ejemplo emblemático de esto lo encontramos en The Beatles, quienes publicaron varios EPs durante los primeros años de su carrera. Entre ellos destaca Twist and Shout (1963), una joya que no solo fue un éxito comercial rotundo, sino que también contribuyó a consolidar la llamada Beatlemanía, ese fenómeno cultural que transformó para siempre la industria musical. En una época donde los álbumes aún no dominaban el mercado, los EPs de los Beatles servían como pequeñas dosis de energía pop que mantenían viva la atención del público entre lanzamientos mayores.

Décadas después, el formato continuó demostrando su vigencia. Bandas como Nirvana lo utilizaron con una intención distinta, más cruda y alternativa. Su EP Hormoaning (1992), lanzado durante su gira por Australia y Japón, ofrecía rarezas, versiones y temas poco conocidos que mostraban una faceta más espontánea y menos pulida del grupo. Este tipo de lanzamientos ayudaban a reforzar el vínculo entre los artistas y sus seguidores más fieles, quienes encontraban en esos materiales una especie de “lado B” emocional y auténtico.

En la era contemporánea, el EP ha experimentado un renacimiento gracias al auge de las plataformas digitales. Artistas como Billie Eilish, Arctic Monkeys o Bad Bunny han aprovechado el formato para presentar nuevas direcciones sonoras o para mantener viva la conversación con su público entre álbumes. Billie Eilish, por ejemplo, debutó con su EP Don’t Smile at Me (2017), una colección de canciones que la catapultó al reconocimiento internacional antes de lanzar su primer álbum de estudio. Por su parte, Arctic Monkeys usaron EPs y singles tempranos para definir el sonido que luego los llevaría al éxito global.

El LP, sin embargo, sigue siendo el formato estrella de la discografía, el espacio donde muchos artistas consolidan su legado. Obras maestras como Dark Side of the Moon de Pink Floyd o Rumours de Fleetwood Mac son claros ejemplos de cómo un álbum puede trascender su tiempo y convertirse en una pieza de arte completa, una experiencia inmersiva que trasciende lo musical para tocar lo emocional y lo cultural.

En definitiva, tanto el EP como el LP representan distintas formas de expresión dentro del vasto universo musical. El primero, ágil y experimental; el segundo, profundo y narrativo. Ambos, sin embargo, comparten un mismo propósito: capturar un instante de inspiración y transformarlo en algo eterno.


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