Belén Aguilera

Las 10 mejores canciones de Belén Aguilera

Un top ten en orden aleatorio que celebra la naturaleza mutante y libre de la catalana

| Por Álvaro García Montoliu


En el ecosistema pop español, Belén Aguilera ocupa un lugar singular: pianista de formación clásica, estrella de TikTok, diva queer en ciernes y autora de himnos que se balancean entre la confesión íntima y la grandilocuencia teatral. Su carrera puede leerse como una travesía desde la fragilidad hasta la autoafirmación. En su voz habita lo vulnerable y lo fiero, lo banal y lo trascendental. Este top ten traza un mapa emocional de su obra, una suerte de cartografía de cicatrices y metamorfosis.

1. Thelma y Louise (con Julieta)

Un himno de sororidad en clave road movie. Aguilera y Julieta encarnan a Geena Davis y Susan Sarandon en un pop electrónico atravesado por sonidos de armas. El tema subvierte la narrativa romántica: el viaje no es hacia el amor, sino hacia la libertad. La canción funciona como declaración feminista y como homenaje a la alianza femenina frente a la violencia estructural. Su videoclip, con motel y coche de huida, completa el imaginario.


2. Soledad

Aquí Aguilera se desnuda frente al vacío, escribiendo desde el duelo por su abuela. La canción convierte la soledad en un espacio de diálogo interior, en un ritual íntimo de reconciliación. Más que un single, es una meditación musical sobre la conexión invisible entre los vivos y los muertos, sobre cómo la memoria transforma el dolor en compañía espectral. Una de sus composiciones más conmovedoras.


3. LUNA x VÉRTIGO

El mashup de Mecano y su propio éxito “Vértigo” es un ejercicio de arqueología pop convertido en liturgia personal. Al fundir un clásico del pop español ochentero con su propia obra, Aguilera establece un diálogo entre generaciones y demuestra que las canciones son organismos vivos, capaces de renacer en nuevos cuerpos. Escucharla reinterpretar “Hijo de la Luna” no es nostalgia, es apropiación creativa: un gesto de pertenencia en la genealogía de las grandes voces ibéricas.


4. Antagonista

El gran estallido mainstream de Aguilera. “Antagonista” la catapultó más allá de España, resonando en playlists de México, Argentina o Italia. Su fuerza radica en la paradoja: un tema pegadizo y bailable que a la vez articula una narrativa de confrontación y resistencia. Aguilera se erige como “villana” en un sistema que exige complacencia, y esa inversión de roles conecta con un público cansado de héroes impostados. En clave pop, es casi un manifiesto generacional.


5. Galgo

Quizá su composición más brutalmente honesta. “Galgo” aborda la salud mental y la inseguridad con una crudeza que estremece. La metáfora del galgo -animal frágil y veloz, condenado a menudo al abandono- encarna la sensación de correr siempre al borde del colapso. La influencia de divas pop escandinavas como Sigrid se siente en el fraseo y en la vulnerabilidad desnuda. Pero lo que deslumbra es la manera en que Aguilera convierte la desesperanza en belleza sonora.


6. La tirita (con Lola Indigo)

El mundo de la música se encendió cuando Aguilera y Lola Índigo unieron fuerzas en “La Tirita”. Más que colaboración, es conjura de empoderamiento femenino: desde la fiesta en una terraza hasta una boda improvisada que termina en chapuzón, el videoclip exuda libertad y resiliencia. “Me voy solita, mejor no vengas a la cita” es el grito de independencia que atraviesa la canción. Una celebración de la mujer que sobrevive, se sacude las heridas y baila sobre sus ruinas.


7. Licántropo

En “Licántropo” Aguilera se desdobla en monstruo y víctima. El videoclip, mitad slasher, mitad comedia negra, la muestra como asesina en serie atrapada en un hotel gótico. El resultado es un delirio audiovisual que expande la canción hacia lo alegórico: la mujer como criatura incomprendida, perseguida por sus propios demonios. Musicalmente es un torbellino de pop oscuro con ecos de Lady Gaga circa “Born This Way”, pero con un sello emocional inequívocamente suyo.


8. Como en un drama italiano

Este tema condensa el ADN de Aguilera: intensidad sentimental elevada a estética maximalista. Balada confesional que, de pronto, se fractura en un estallido techno, es un híbrido que recuerda a la teatralidad de una ópera verista adaptada al club contemporáneo. Nacida de un viaje a Miami, la canción convierte un romance en experiencia cinematográfica, con todos los excesos y desgarros de un melodrama italiano. Aguilera canta como si cada palabra fuese la última.


9. Lolita

Pop bailable con esqueleto de tragedia. “Lolita” habla de la presión estética y la caducidad femenina en la industria musical. Aguilera se enfrenta al fantasma de Lana Del Rey y su “Young and Beautiful”, pero desde una perspectiva ibérica más incisiva: “quiero ser vuestra Lolita, ser siempre joven y bonita”. El resultado es un comentario ácido sobre el culto a la juventud y el miedo a la irrelevancia. Una pista para llorar en la pista de baile.


10. Laberinto

Con “Laberinto”, Aguilera se disfraza de criatura barroca, mitad humana, mitad mitológica. La canción es una reflexión sobre la vida y la muerte, sobre caminar a ciegas en un mundo hostil. Su imaginería surrealista recuerda a las películas de Sofia Coppola, mientras la producción de Lionel Castra dota al tema de un aura etérea, casi litúrgica. Es el preludio de un viraje más místico en su carrera.


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