Addison Rae: cómo dar a luz al futuro del pop
La influencer reconvertida en cantante entrega por fin su esperado disco debut y confirma lo que prometía: su visión del pop de los 2000 tiene más que ver con el mañana que con el ayer
De TikTok a la nobleza del pop más vanguardista en apenas un año. El camino de Addison Rae (nacida en Louisiana, EEUU, el 6 de octubre del año 2000) ha sido cuanto menos curioso, una especie de fluir contra las normas que arrancó con ella persiguiendo su sueño de ser bailarina mudándose a Los Angeles y que terminó en la vorágine de influencers de TikTok, de la que Addison extrajo todos los réditos que pudo: pasta, contactos, curros de mocatriz de todo tipo, participación es comedias cuestionables… Con ese background entregó su primer EP y consiguió el matrocinio de Charli XCX, y el año pasado dio el golpe en la mesa definitivo con “Diet Pepsi” e introduciéndose en el corazón mismo de la bratosfera. Hoy, un año después, tenemos por fin su debut (realizado únicamente junto a Luka Kloser y Erika, productoras asociadas a MxM Music, la compañía de Max Martin) entre las manos… y la confirmación de que Addison es la estrella que va a guiar los pasos del pop para las nuevas generaciones este verano y el próximo curso. Lo analizamos en algunas claves:
Stop making stupid people famous: ojalá un TikTok lleno de Addison Raes
La irrupción de Addison Rae en TikTok, lógicamente, supuso al principio una losa para ella: en una plataforma que está destruyendo la complejidad y la profundidad de la música buscando siempre el estímulo breve, fácil, conciso, la euforia momentánea, parece difícil de creer que se dé el caldo de cultivo necesario para que una nueva popstar emerja alejada de la numerología del éxito y apostando por una fórmula tremendamente personal que es a la vez nostálgica y a la vez propositiva, y que en general es más melancólica, onírica y meditativa de lo que podría parecer, con muchas producciones cercanas al downtempo y a un pop electrónico difuminado y noctámbulo. Pero así ha sucedido. Como un caballo de Troya, la estadounidense prefiere fijarse en la detonación interna del mainstream acometida por Charli XCX que en obsesionarse con gustar a todos, y sus números en TikTok (en su mejor momento como influencer rondando los 100 millones de seguidores) tan solo han servido para amplificar, como un ariete que tira la puerta abajo, el interés que suscitaban sus canciones.
Un sueño de nostalgia pop
Addison no lo ha ocultado: su debut homónimo responde a una necesidad de reinterpretar sus grandes pasiones musicales de la infancia (“So I out my headphones on, listen to my favorite song”, canta en “Headphones On”), y funciona como una carta de amor al pop más interesante de los 2000 y a sus grandes heroínas que se materializa en innumerables menciones y referencias, pero también en inspiraciones sonoras evidentes. Siempre con un estilo que queda circunvalando constantemente el descaro de Charli XCX desde una extraña inocencia, “Money is Everything”, por ejemplo, recuerda a la Madonna de “Diamonds Are the Girl’s Best Friend” en su homenaje a Marilyn Monroe, pero además tiene esa introducción rollo spoken word tan “Ray of Light” que luego se subvierte hacia una explosiva producción pop trap con sintetizadores a la Sophie. “When I’m dancing, Dj play Madonna, wanna roll one with Lana, get high with Gaga”, canta. Y en “Aquamarine” dice: “I’m the ray of light. I’m transforming and realligning”… ¿Madonna y Nick Cave en la misma frase? Supongo que es algo que en su momento también atrajo a Kylie Minogue… La australiana, de hecho, parece la referencia clara en “Fame is a Gun”, aunque en su libro de estilo también encajen los arpegios electrónicos de sintetizador de los Radiohead de “Amnesiac” y “Kid A” y la euforia contenida de Bicep o Kaskade. En “High Fashion” la referencia parece la Britney más electrónica y experimental de “Blackout”, con las baterías crispantes y muy metálicas y los sintetizadores en despresurización, y en “Summer Forever” no solo es el sonido de Lana del Rey, también su imaginería y su iconografía, lo que ejerce la fuerza gravitacional.
Atmósferas vaporosas y espíritu downtempo
Quizá una de las cosas más inusuales de “Addison” es que renuncia a la euforia y al maximalismo sin perder por el camino la energía brat, logrando un balance mucho más complejo de lo que parece. En su moodboard están trabajos de pop más difuminados como el mencionado “Ray of Light” de Madonna, pero su sugerencia y su sensualidad son mucho más materiales que puramente oníricas y desiderativas. Por momentos, sobre todo “In the Rain”, “Times Like These” o “Headphones On”, se acerca a la energía puramente downtempo de la Madonna de “Bedtime Stories” y, más allá, a la actualización contemporánea que se lee en los labios de Erika de Casier. Hay madurez e introspección en un despliegue pop que al mismo tiempo es desenfadado, veraniego, disfrutón… “Life’s not fun through clear waters”, medita entre hadas digitales en el interludio final, respuesta excelente a “Lost & Found”.
Filias sin fobias
Gran parte de “Addison” da vueltas, además, a las cosas que a Rae le gustan: Nueva York, el dinero, la diversión, ser libre, el sol, la sal, el mar, drogarse un poquito también, la “High Fashion” (y la cocaína cara, a la que parece referirse esta canción que es la contrapartida etérea de “360”), ser una “dance whore”, follar en el asiento de atrás del coche… Es normal para una chica de 24 años, para cualquiera en realidad, y no siempre se consigue explicitar con elegancia y sugiriendo siempre lo justo. En este sentido, “Diet Pepsi” es una de las canciones más sugerentes y explícitas de los últimos años, pero también es una magnífica canción de amor… No era tan difícil reivindicar la sexualidad propia sin caer en hacerle el juego a los degenerados como hace Sabrina Carpenter.
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