Coldplay y “Prospekt’s March”, la vista desde la cima
Coldplay complementó el arrollador triunfo de “Viva la Vida or Death and All His Friends” con un recomendable EP de descartes, “Prospekt’s March”, que llevaba sus conquistas incluso más allá.
¿Eres un apasionado de la música cuya afición más grande es la de visitar las tiendas de discos para encontrar aquellas joyas ya incluso descatalogadas? Entonces este es tu sitio.
Gracias a 'Plásticos y Decibelios', el nuevo podcast de Santander SMUSIC, puedes hacerte con una copia de los vinilos más especiales, curiosos y recónditos de la historia de la música.
Estos vinilos son considerados auténticas piezas de coleccionismo, con un alto valor cultural que los convierte directamente en patrimonio de la historia de la música. Imposibles de conseguir en cualquier lugar de distribución, estos vinilos pueden formar parte de tu biblioteca musical de la mano de estos sorteos. ¿Quieres ser uno de estos afortunados? Muy sencillo, sigue leyendo y apúntate en nuestro sorteo, disponible hasta el 8 de diciembre de 2024.
En nuestro Podcast “Plásticos y Decibelios” dedicamos cada episodio a un artista o grupo, en concreto a una de sus obras más míticas.
Una vez hayas escuchado el podcast para enterarte de todas las curiosidades que rodean a esta obra de arte, podrás optar a conseguir una copia de este vinilo que ya ni siquiera puedes comprar en las tiendas físicas.
Cómo participar:
1º Síguenos en Instagram (@santander_smusic),
2º Responde en nuestro feed de Instagram a la pregunta del sorteo de cada vinilo (la puedes encontrar en la descripción de cada episodio en Spotify o en nuestro Instagram).
3º Selecciona una de las siguientes opciones:
Si eres cliente, completa el formulario de participación aquí.
Hazte cliente para tener más opciones de ganar. Pincha aquí para abrir tu cuenta.
¡Buena suerte!
En 1997 la escena musical del Reino Unido vivía un contexto de cambio profundo, con el eufórico fenómeno de la Cool Britannia tocando techo y los tótem del britpop apuntando en inesperadas direcciones. Blur publicó su quinto largo, un trabajo homónimo que apostaba por la refutación antes que por la refundación, apelando a sonidos que, paradójicamente, desembarcaban desde la otra orilla del Atlántico. Mientras tanto, Oasis emprendió una huida hacia adelante con el plomizo “Be Here Now” (1997), álbum que algunos consideran el acta de defunción del género que había dominado la conversación cultural de las Islas Británicas desde principios de la década.
Durante el último trienio del siglo pasado, Radiohead, Pulp o Elastica firmaron trabajos de alta graduación conceptual o considerable complejidad formal, allanando el camino a la llegada de una nueva generación de artistas que apostaban por la recuperación de los estilemas clásicos del pop no solo brit, a menudo con una mirada introspectiva pero siempre con vocación de universalidad. Y entre toda esa hornada de nuevos creadores –Travis, Snow Patrol, Stereophonics, Feeder– no tardaría en sobresalir Coldplay, un cuarteto londinense que había empezado a componer sus primeras canciones y agendar sus primeros ensayos justo cuando la marea britpop comenzaba a retroceder.
Para todos los públicos
Coldplay dominó la escena del pop mainstream británico sin excesiva discusión, y extendió ese mando a todos los mercados discográficos del planeta durante el primer decenio del siglo XXI. Sus tres primeros álbumes –“Parachutes” (2000), “A Rush of Blood to the Head” (2003) y “X&Y” (2005)– coronaron las listas de medio mundo, registrando cifras de venta inusuales en tiempos de recesión galopante para los formatos físicos.
Parecía complicado que el grupo formado por el cantante Chris Martin, el bajista Guy Berryman, el guitarrista Jonny Buckland y el batería Will Champion continuara esa buena racha, pero con su cuarto álbum, “Viva la Vida or Death and All His Friends” –publicado en junio de 2008– ejecutaron su particular más difícil todavía: vendieron más discos, ganaron más premios y reunieron a más público en sus conciertos que nunca. Y todo ello sin abandonar su particular idiosincrasia creativa ni renunciar a la búsqueda de caminos distintos para su expresión.
En manos de Eno
Envuelto por una imagen sin duda icónica, “La libertad guiando al pueblo” (1830) del maestro francés Eugène Delacroix, “Viva la Vida” fue el primer disco de Coldplay –hasta la fecha también el único– con Brian Eno en créditos de producción. El veterano músico y activista británico, una de las principales fuerzas motrices del ambient y la experimentación sonora, también es un reputado productor más que acostumbrado a trabajar para estrellas de la galaxia rock. Por sus manos han pasado álbumes esenciales de grupos también esenciales como Devo –“Q: Are We Not Men? A: We Are Devo!” (1978)–, Talking Heads –“Remain In Light” (1980)– o U2 –“Achtung Baby” (1990)–. Y en sus manos –también en las de Jon Hopkins, Markus Dravs y Rik Simpson, que completaron el plantel de productores– las canciones de Coldplay adquirieron una dimensión sonora más paisajística y natural, de mayor amplitud genérica en su formulación final y con vocación experimental. Más ambición, más libertad y un punto de locura: viva la vida, sí.
Un apéndice valioso
El reconocimiento dispensado a “Viva la Vida”, inmediato y prácticamente unánime, refleja el envidiable estado de forma que el cuarteto atravesaba en aquel entonces. Que fuera un álbum bastante más corto que los anteriores también era decisión de estilo. No es que Coldplay anduviesen justos de repertorio, simplemente querían que la experiencia de escucha fuera concreta, intensa y sin resquicios. El ‘all killer no filler’ de toda la vida.
Pero había más canciones en la recámara y Coldplay decidió dispararlas en ráfaga el 21 de noviembre de 2008, con la publicación del EP “Prospekt’s March”. Otra vez Delacroix en portada –ahora con un detalle de “La batalla de Poitiers” (1830)– para subrayar su consanguineidad con “Viva la Vida”. Y ocho piezas provenientes de las sesiones del álbum que amplían y complementan su estimulante escucha, comenzando por la eufórica “Life In Technicolor II”, aliñada con santoor iraní y tabla indio.
Después escuchamos el breve pasaje pianístico “Postcards From Far Away”, otro estándar Coldplay como “Glass Of Water”, la contagiosa “Rainy Day” con todo su aparejo de cuerdas, la dupla atmosférico-acústica formada por “Prospekt’s March/Poppyfields”, la versión de “Lost!” que incluye el inconfundible flow del magnate Jay-Z en la mezcla bajo el apelativo “Lost+”, una remezcla de “Lovers In Japan” y una despedida sencilla aunque de tono trascendente con la campfire song “Now My Feet Won’t Touch The Ground”.
De esta manera, confirmando que el ímpetu artístico de “Viva la Vida” fue potente hasta en los descartes, Coldplay completó un arco creativo, su particular década prodigiosa, que por desgracia no ha tenido continuación. Y lo celebró durante los dos años siguientes en la gira “Viva la Vida Tour”, dejando su vivificante impronta en estadios y arenas de los cinco continentes. Fin de ciclo.
Disfruta del 100% de las ventajas de SMUSIC haciéndote cliente Santander aquí