Demi Lovato

Demi Lovato se desmelena en “It’s Not That Deep”

El nuevo álbum de la Demi Lovato es un retorno a sus raíces dance pop pero filtrado por el club

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En 2023, Demi Lovato empezó la preproducción del que terminó siendo su debut en la dirección de largometraje un año después, “Child Star”, un documental en el que la artista, como en una búsqueda de reconciliarse con su pasado como “niña estrella” y queriendo devolverle al mundo algo de luz en este sentido, explicaba este complicado ecosistema a través del testimonio de otras estrellas infantiles como ella, de Drew Barrymore a Cristina Ricci –también el director Chris Columbus, que ha sido el responsable de dos castings infantiles tan históricos como “Solo en casa” y “Harry Potter”–, pero exponiéndose ella también a través de propio origen como niña Disney o el de su hermana, Madison de la Garza, en la serie “Mujeres desesperadas”, y cómo eso se vivía en el seno de la familia.

Durante la grabación de las entrevistas, y el proceso de desarrollo del documental, Lovato se planteó seriamente apartar la música a un lado, pero tener que enfrentar la banda sonora, de repente, le devolvió la pasión, y empezó a trabajar en ideas que empezarían a bajar a tierra a partir de finales del año pasado, terminada ya la puesta de largo del filme. El resultado, apenas un año después, es “It’s Not That Deep”, un disco desenfadado que pone la diversión en primer lugar y que se abandona completamente a la electrónica y el sonido club. Lo analizamos.


Un cambio de dirección hacia la pista de baile

Después de dos trabajos –“Holy Fuck” (2022) y “Revamped” (2023)– mucho más escorados al rock, Lovato regresa a sus orígenes dance pop y al sonido de discos como “Confident” (2015) en “It’s Not That Deep”, pero reforzando aún más la parte electrónica de la mano del productor Zhone, un habitual de esta intersección más mainstream entre el club y el pop, con créditos para Troye Sivan, Kesha, Zara Larsson o Rose Gray. “No he hecho más que escribir canciones de amor y canciones sexys porque estoy en un muy buen momento ahora mismo”, ha confesado la propia Lovato. “Soy feliz, estoy enamorada… Me he dado cuenta de que no todo es tan grave, y eso se convirtió en el punto de partida de este álbum”.

El roll out del disco ha sido testigo de ese buen momento, desplegado entre memes y fiestas al estilo de las Party Girl con las que Charli XCX presentó “brat” (2024). No es tan profundo: a veces una chica solo quiere un poco de diversión, que decía Cindy Lauper.


Pathwork musical

“Fast”, que fue el primer sencillo y abre el trabajo marcando además el tono de forma contundente, tira de demasiados recursos conocidos: una interpolación de “Lonely Night” (The Weeknd) en el puente al estribillo, una atmósfera muy Judeline en la intro, un break agresivo no demasiado bien resuelto que recuerda al trabajo de BloodPop con Lady Gaga… “Here All Night”, después, mezcla un estilo muy Taylor Swift en la estrofa con un estribillo que es pura Dua Lipa en “Future Nostalgia” (2020), y “Frequency” tira del lado electroclash de “brat” (Charli XCX) –un poco como hace “Kiss” en el otro extremo del disco, que funciona como una especie de adaptación a su universo de “Guess” con otra interpolación más, esta vez del “Only Girl (In The World)” de Rihanna– y del mismo modo transiciona hacia Lady Gaga en el estribillo, dejando un break –eso sí– bastante adictivo. Es, pese a la ensalada, un arranque bastante arrollador, lleno de ganchos que no por conocidos dejan de funcionar realmente.

A partir de “Let You Go”, sin embargo, el disco se retrotrae de forma más evidente las raíces pop y synthpop de Lovato, quedándose en un lugar que no sorprende demasiado en un mundo en el que Taylor Swift ya ha hecho “1989” (2014), “Midnights” (2022) y “The Tortured Poets Department” (2024) y Lorde “Melodrama” (2017) –referencia directa en “Sorry To Myself”–. “Ghost”, la última canción, y pese a ese final “sophieficado”, ligeramente glitcheado, llega a parecerse a ese remix que hicieron con IA de una canción de Swift con Lady Gaga, y da un poquito de vergüenza.

Todo esto no quita para que sea, en cualquier caso, el disco más interesante de Lovato hasta la fecha. Al final ella misma lo sugiere en el título: “it’s not that deep”. Y, como disco divertido, cumple. La fórmula más clubber le sienta bien a canciones como “Little Bit” o “Say It”, que se animan un poco gracias a servir algunas referencias interesantes, de fred again.. a Caroline Polachek. E “In My Head” es puramente Taylor Swift, pero Taylor Swift no se ha atrevido a hacer nunca una base tan progresiva y electrónica. ¿Habrá gira?


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