Florence + The Machine lanza nuevo álbum con renovada vulnerabilidad
“Everybody Scream” es el nuevo encanterio musical de Florence Welch
| Por Juan Manuel Freire
Llegó con pompa victoriana en un momento en que se llevaba la falsa normalidad, y recibió críticas machistas por ello, pero Florence Welch supo resistir y resistir y acabó convenciendo a casi todos de su valía. En su nuevo disco, “Everybody Scream”, se deja ayudar por grandes del indie (como Mitski o Mark Bowen de IDLES) para relatar un viaje de curación a través de la brujería. Desgranamos las claves del álbum.
1. El camino hasta aquí
Desde muy pequeña, Welch encontró refugio de la realidad en los libros, sobre todo los de historias más extraordinarias, de la Biblia a las “Pesadillas” de R.L. Stine. Cuando emergió con su proyecto medio alternativo, medio pop masivo, no lo hizo vestida de calle, sino como una especie de musa prerrafaelita, heroína de un mundo propio lleno de fantasía, pero también dolores reales. Algunos tardaron en adentrarse en su mundo, pero muchos otros celebraron desde el principio su pop desaforadamente dramático, y con cada disco parecían ser más los que se sumaban a su causa.
Antes de “Everybody Scream” estuvieron “Lungs” (2009), el disco de “Drumming Song”, en cuyo vídeo se postulaba Welch como nueva Catwoman; “Ceremonials” (2011), puede que más grande que elocuente; los más contenidos “How Big, How Blue, How Beautiful” (2015) y “High As Hope” (2018), y un febril y complejo “Dance Fever” (2022) en el que parecía iniciar una época más extraña en su carrera.
2. El concepto
El nuevo disco llegó el pasado viernes, día 31 de octubre, o sea, Halloween. Lo que resulta la mar de apropiado para una obra basada, como ya apuntó la artista el 3 de julio con un carrusel de fotos en Instagram, en temas de magia, misticismo y brujería; Welch sugería como lecturas preparatorias “Misticismo: la experiencia del éxtasis”, del filósofo Simon Critchley, o “Lolly Willowes”, la novela satírica de Sylvia Townsend Warner sobre una solterona (de 28 años) que se convierte en bruja.
La primera y triste inspiración de “Everybody Scream” no puede ser, en realidad, más terrenal. Welch emprendió esa búsqueda mística durante un proceso de recuperación, su intento de superar el dolor físico, pero, sobre todo, emocional del embarazo ectópico (es decir, cuando el óvulo fecundado se implanta fuera del útero, usualmente en las trompas de Falopio) que sufrió en mitad de la gira de “Dance Fever”. Pasó por una cirugía de urgencia, de vida o muerte. “Nunca supe que mi asesino iba a llegar desde dentro”, cantaba Welch en un single de 2022 (“King”) que ahora cree profético.
3. Renovada vulnerabilidad
Aunque incluya elementos fantásticos, Welch parece decidida a seguir dejando caer capas y a mostrarnos su dolorido interior, igual que hacía en “Dance Fever” (2022), su disco más transparente hasta la llegada de “Everybody Scream”. En el tema titular desgrana su relación de amor con el escenario, a pesar de lo que esta vida de artista te quita. En “Perfume and Milk” relata sus vanos intentos de encontrar la paz a través de la lectura de “Revelaciones del amor divino”, de la mística cristiana Juliana de Norwich: “Tratando de leer, pero me distraigo/ Tratando de vivir, pero me siento tan tocada”. En “Music By Men” la oímos suplicar el fin de una maldición, esa que no le permite sacar disco sin romper con alguien o sufrir alguna otra clase de cataclismo personal. “Que haya un día tranquilo y una noche sencilla/ Déjame sacar un disco y que no arruine mi vida”. Y luego está la épica “One Of The Greats”, en la que Welch canaliza quince años de sentirse ridiculizada por la sociedad y la industria. “Me arrojaron a los focos, pero me dijeron una y otra y otra vez que no me lo merecía, o que lo que hacía no era bueno porque no encajaba en sus gustos”, explicaba la artista en un comunicado de prensa.
4. Sonido aguerrido
Un disco con ese título, que anima al grito como acto de catarsis, no podía ser exactamente delicado. En el citado carrusel del 3 de julio se podía ver un mensaje aclarador en una pizarra: “Swans vs Adele”, es decir, se perseguía un equilibrio entre el rock rugiente y las voces exuberantes y el instinto pop. “Everybody Scream” suena inesperadamente denso, eléctrico, en parte gracias a la ayuda como compositor de Mark Bowen, guitarrista de Idles, quien brilla en plan Velvet Underground en la citada “One Of The Greats”.
Sorprende ver que el productor más presente ha sido Aaron Dessner, de The National, al que creíamos experto, más que nada, en folk meditabundo en tonos beige. Aquí ayuda a crear algo más visceral e inquietante, como ese tema titular de órgano siniestro, trote glam y coro femenino de ultratumba. Sorprenden también los crescendos de “Drink Deep” o, sobre todo, “You Can Have It All”, con una batería demoledora de Ian Thomas en su parte final.
5. Sin directo en España (por ahora)
El escenario es, según ha dicho, su lugar feliz, donde está más tranquila. “Mi hermana dice que debe ser porque todo el mundo me está mirando”, contaba hace poco Welch a ‘The Guardian’. “En plan, ‘¿Tu lugar de paz es ese donde eres el jodido centro de atención?’”. El año pasado se dio serios baños de masas como invitada de Taylor Swift (para interpretar “Florida!!!”, que ayudó a componer a la superestrella) en el último show de Londres y los tres de Miami del exitoso “Eras Tour”. El próximo año tiene gira propia estelar, pero de momento no ha confirmado fechas en España. Se puede sopesar viajar a las cercanas París (Accor Arena, 22 de febrero) y Lisboa (NOS Alive, 11 de julio).
Disfruta del 100% de las ventajas de SMUSIC haciéndote cliente Santander aquí