Gorillaz celebra su primer cuarto de siglo
Una exposición en Londres conmemorará el 25 aniversario de la banda de Damon Albarn. Además, su disco decisivo, “Demon Days”, acaba de cumplir 20.
Seguro que ni el propio Damon Albarn pensó jamás que Gorillaz, el proyecto paralelo a Blur que comenzó a idear a finales del siglo pasado con el ilustrador Jamie Hewlett, iba a durar 25 años. Más todavía: que iban a publicar con él prácticamente el mismo número de álbumes que con su grupo principal –8 de Gorillaz por 9 de Blur–, que iba a vender casi la misma cantidad de discos (aunque muchos más en EE UU) y que, arrojemos una verdad incómoda para el público más britpopero, se acabaría convirtiendo en un proyecto más innovador, influyente y relevante a nivel global.
Todo esto se conmemorará en la ciudad donde nacieron, Londres, con una exhibición denominada House Of Kong. No se sabe todavía nada sobre el contenido de esta salvo la promesa de “un viaje a través de la vida de desventuras de la banda, su innovación musical y los caminos virtuales con que han roto esquemas”. La acompañarán cuatro conciertos en el mismo recinto, el Copper Box Arena, el 29 y 30 de agosto, y el 2 y 3 de septiembre. A ello hay que añadir otra onomástica, la de los 20 años que acaba de cumplir “Demon Days”, el segundo álbum del grupo y el más importante en su longeva trayectoria. A continuación, vamos a repasar algunos de los hitos de Gorillaz.
Una banda virtual que devino en otra cosa
Aunque se dio a conocer oficialmente con el single “Tomorrow Comes Today” en el 2000, Gorillaz era un proyecto que Albarn y Hewlett venían cocinando desde que empezaron a compartir piso en Londres en 1998, y después de romper con sus respectivas parejas (Justine Frischmann y Jane Oliver, de Elastica). Los “bros” se pasaban las horas viendo la MTV y se les ocurrió la idea de crear un grupo ficticio, a la manera de las boy bands prefabricadas que tan en boga estaban entonces, a modo de crítica cultural. Se inventaron toda una narrativa y Hewlett creó los dibujos de 2-D (voz y teclado), Murdoc Niccals (bajo), Noodle (guitarra, teclados, voz) y Russel Hobbs (batería). Su universo se extendió a los vídeos musicales, entrevistas (que alguien del equipo contestaba en nombre de los personajes), cómics, experiencias virtuales y juegos interactivos en la página web e incluso un libro autobiográfico, “Rise Of The Ogre”. No ha habido cambios en los componentes de la banda ficticia, salvo uno muy chanante. En 2018, se ideó que Murdoc iba a la cárcel y era sustituido por Liquen, uno de los componentes de Los Mohosos en la serie “Las supernenas”.
Lluvia de estrellas
Pero, por encima de la banda virtual, por lo que más se conoce a Gorillaz es por tratarse de un proyecto musical de Damon Albarn que, a la vez, es individual y colectivo. Él es el responsable de todo, pero también busca el acompañamiento de artistas invitados de lujo: todo un quién es quién en la historia de la música, pasada, presente y futura. En su primer álbum (“Gorillaz”, de 2001) comenzó con un perfil más bajo en ese sentido. Dan ‘The Automator’ Nakamura le ayudó a la producción, pero los colaboradores (Ibrahim Ferrer, Miho Hatori, de Cibo Matto, y Tina Weymouth, de Talking Heads) ya indicaban el amplio espectro, estilístico y geográfico, en que se iba a mover. Desde entonces, han trabajado con Gorillaz, entre otros: De La Soul, Danger Mouse, Shaun Ryder, Ike Turner, Lou Reed, Snoop Dogg, Cecil Womack, Mark E. Smith, Neneh Cherry, James Murphy, André 3000, Grace Jones, Vince Staples, Jehnny Beth, Kali Uchis, Kelela, Benjamin Clementine, Little Simz, Fatoumata Diawara, Peter Hook, Georgia, Skepta, Robert Smith, Elton John, Beck, Bad Bunny, Tame Impala, Stevie Nicks y hasta el mismísimo Noel Gallagher (poniendo fin a la rivalidad Blur-Oasis). En directo es importante reseñar que Gorillaz ha sido una banda amplia y bastante estable, formada por un elenco de músicos de sesión con más importancia de la que se le suele conceder, aunque, en su gira de 2010, tocaron en ella ni más ni menos que dos de los tres supervivientes de The Clash: Mick Jones y Paul Simonon.
La banda sin estilo que creó un nuevo estilo
Gorillaz ha sido también para Albarn un campo de pruebas que le permitió liberarse del encorsetamiento britpop de Blur y abrirse a todos los sonidos que le apeteciera explorar. En realidad, bajo esa apariencia un poco anárquica, ha acabado por crear un estilo Gorillaz, que es influido fundamentalmente por la música negra (hip hop, dub y electrónica), con elementos de World Music. Eso no solo ayudó al londinense a afrontar sin miedo otros proyectos (Africa Express, Mali Music, The Good, The Bad & The Queen…), sino que ha contribuido decisivamente a definir las líneas del pop global contemporáneo. Su influencia ha sido reconocida por artistas tan dispares como Billie Eilish, Major Lazer o The 1975.
El segundo álbum fue el mejor
“Demon Days”, publicado en mayo de 2005, fue el disco fundamental en la carrera de Gorillaz. Albarn puso con él todo su empeño en luchar contra la preconcepción de que su banda iba a ser un capricho de temporada, sin demasiado recorrido. "Si lo hacemos de nuevo, ya no es un truco, y si funciona, entonces habremos demostrado algo", declaró Hewlett. Tras finalizar la gira de “Think Tank” con Blur, el músico decidió trabajar a fondo en aquel segundo álbum, y fue un éxito de crítica y ventas: se aupó directamente al número 1 en Reino Unido y al 6 en EE UU. Aquello supuso la consolidación de la banda, que desde entonces ha ido creciendo paulatinamente con la publicación de “Plastic Beach” y “The Fall” (ambos en 2010), “Humanz” (2017), “The Now Now” (2018), “Song Machine” (2020) y “Cracker Island” (2023).
Un directo inusual… hasta que dejó de serlo
La idea inicial para las presentaciones de Gorillaz era mostrar solamente a la banda virtual. Así, en su primera gira, los músicos reales tocaban detrás de una pantalla gigante en la que solo se veían los visuales de Hewlett, con los componentes ficticios hablando al público como si fuesen de verdad (mientras varias personas les doblaban la voz en la sombra), pero Damon no se sintió cómodo con ello. “Para alguien que había pasado los últimos diez años al frente como líder de Blur, fue una experiencia realmente extraña. Y debo decir que algunas noches solo quería agarrar un cuchillo, cortar la pantalla y meter la cabeza”, declaró él. En las presentaciones de “Demon Days”, los músicos ya se pusieron delante de la pantalla –incluyendo a algunos de los colaboradores del disco– pero oscurecidos, de modo que solo se veían sus siluetas. Tras especular con la idea de montar un show solamente con hologramas, acabaron descartándola por su alto coste y, a partir de su gira mundial de 2010, se estabilizó el que acabaría siendo el concepto definitivo de concierto de Gorillaz (y que, por cierto, les trajo aquel verano por primera vez a España, como cabezas de cartel del Festival Internacional de Benicássim). Desde entonces, la banda ya está completamente visible –en aquella gira aparecían ataviados como marineros–, y la pantalla con proyecciones se queda en segundo plano. Al final, eso ha sido lo más convencional que ha hecho Gorillaz.
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