Kali Uchis

“Sincerely,”: la calma doméstica según Kali Uchis

Quinto disco de Kali Uchis, tercero en tres años y tercero en inglés, “Sincerely,” es un trabajo familiar, cálido e introspectivo

| Por Diego Rubio

Kali Uchis estrena “Sincerely,”, su quinto trabajo de estudio, después de superar un nacimiento y una pérdida, abrazando de nuevo el inglés y un sonido más formal, más elegante y más clásico, entre el R&B, la psicodelia, el bedroom pop, el soul y la canción más atemporal, y adoptando un formato de gran banda; cena y espectáculo. A lo largo de una hora y con momentos hasta jamesbondianos, la estadounidense de raíces colombianas afianza su lugar en el stardom pop USA con un disco –producido esencialmente junto a Jeff Hazin, Nick Ferraro y Dylan Wiggins más colaboraciones esporádicas de Vegyn, David Burke, Al Shux o Leon Michels– que busca situar su repertorio a la altura de los grandes clásicos, y que persigue la expansividad desde lo más pequeño, desde el detalle más ínfimo. Lo analizamos en tres claves principales.

Unos vienen, otros se van

El nuevo trabajo de Kali Uchis empezó a conceptualizarse durante la producción de “Orquídeas” (2024), pero empezó a cobrar sentido un par de meses después de su lanzamiento, con el nacimiento del primer hijo de la colombiana-estadounidense y a raíz también de la muerte de su madre. En ese sentido, “Sincerely,” está escrito casi como una carta de amor a la que agarrarse en los tiempos más oscuros, y construye una especie de inexpugnable bastión familiar y casero en torno a los más cercanos, con declaraciones románticas carentes de toda duda y cantadas con seguridad, con la red que da una cama de rosas. “I love my baby, nothing else compares. It’s something about those brown eyes that leaves me full of tears”, canta en la final “ILYSMIH”, prácticamente una nana que se va desenvolviendo como una flor floreciendo y que da vueltas en torno a esa idea de amar hasta la extenuación, hasta el dolor; en el desenlace, una risa de su retoño culmina el trabajo. El amor es el único refugio cuando todo parece estar destruido ahí fuera.

Clasicismo y baladas

En general, así, todos los temas contenidos en este quinto álbum muestran una cierta seguridad más allá de las dudas románticas, la inestabilidad y las toxicidades de tiempos pretéritos, y dejan ver a una Uchis mucho más serena y controlada que se mueve entre los medios y los tempos lentos y que le canta a los poderes del amor con convicción. Los arreglos pueden remitir al bedroom pop de sus primeros álbumes por su intimidad, especialmente en canciones como “For: You”, pero realmente están construidos con mayor exuberancia, como sucede en “It’s Just Us”, y apuestan en ocasiones – “Silk Lingerie,”, que queda rondando territorios espaciales mazzystarianos muy acordes a la producción del británico Vegyn, afín al círculo de Dean Blunt y Mica Levi– por fórmulas totalmente etéreas, pero también por el doo-woop y sus magníficas armonías vocales –“All I Can Say”–, desnudándose siempre con elegancia y con sensualidad, entre sábanas de seda. La idea de “Sincerely,” es que te envuelva con su sutileza y con su calidez.

Lana Del Rey sonando en la radio

Claro, la habitación dibujada, con sus dorados, sus granates, sus ébanos, lleva en el hilo musical a Lana Del Rey en vena. Canciones como “Sugar! Honey! Love!” o “Sunshine & Rain…”, además de recurrir a la urgencia desiderativa y tortuosa de la que tanto le gusta tirar a la californiana en su música, a su naturaleza mutable y sus referencias divinas y epifánicas –“Through sunshine and rain, as seasons change, we all need somebody that makes Earth feel heavenly”–, se adentran en esa espiral de psicodelia pastoral de dormitorio que también caracteriza su música, una especie de épica introspectiva en constante flotabilidad, a punto de desvanecerse en el aire entre brumas dream pop. “Territorial” –con su sutil spanglish– tiene la elegancia siniestra y mortuoria de un club perdido en el tiempo, Isabella Rossellini con David Lynch, y la interesante “Fall Apart,” consigue llevarse esos territorios vaporosos a un neosoul que recuerda a Amy Winehouse. A la intro de James Bond se acerca “Angels All Around Me..”, ofreciendo además la particular visión de Uchis del sonido Motown, como perdido en una cápsula de psicodelia. “Sincerely,”, en fin, busca apelar a la eternidad desde lo más íntimo. Y ahí es donde mejor funciona.




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