Tame Impala: del final del verano a la reinvención de la memoria
El nuevo single de Kevin Parker, “End Of Summer”, nos invita a rememorar el verano de 2015 y la música que lo definió, “Currents”
Diez años después de “Currents” (2015), el disco que convirtió a Kevin Parker en el profeta improbable del pop psicodélico global, Tame Impala regresa con una nueva canción que funciona tanto como cierre como apertura. “End of Summer”, su primer single en solitario desde 2023, no es solo una pista: es un manifiesto emocional, una declaración de principios y, tal vez, un presagio de hacia dónde se dirige el proyecto. Estrenado de manera semioculta durante un DJ set en Primavera Sound, el tema llega presentando la idea de que el verano no acaba en septiembre, sino dentro de uno mismo.
Un nuevo sonido para una vieja herida
“End of Summer” es una inmersión de siete minutos en las aguas turbulentas de la electrónica experimental, el acid house y los paisajes rave del siglo pasado. Pero más que nostalgia, lo que propone Parker es una reconstrucción emocional del pasado. Inspirado –según nota de prensa– en el verano del 89, las free parties británicas y los bush doofs australianos (fiestas en enclaves naturales y remotos), este nuevo Tame Impala se presenta como una versión “future primitive” del acto rave: una criatura anfibia entre lo tribal y lo digital, lo retro y lo post-humano. El videoclip, dirigido por Julian Klincewicz, acentúa esa dualidad: pantalla partida, dos realidades paralelas que no se sincronizan pero se reconocen. A un lado, Kevin Parker en el estudio, entre sintes y demás cacharrería; al otro, el Parker íntimo, caminando, abrazando, observando.
Entre el pop y la pantalla grande
Desde “The Slow Rush” (2020), Kevin Parker ha desdoblado su presencia artística en múltiples frentes. Aunque “End of Summer” es el primer single puramente Tame Impala desde 2023, Parker no ha estado inactivo. Muy al contrario, su firma ha aparecido en un catálogo cada vez más ecléctico: desde “Wings of Time” para “Dragones y mazmorras: honor entre ladrones”, hasta la juguetona “Turn Up the Sunshine” con Diana Ross para “Minions: El origen de Gru”. Su voz se coló en la banda sonora de “Barbie” con “Journey to the Real World”, mientras que como productor y colaborador ha dejado huella en trabajos de Thundercat, Justice, Gorillaz, The Streets y, quizás más notablemente, en el último álbum de Dua Lipa, “Radical Optimism” (2024).
Todo esto ha consolidado a Parker como uno de los grandes arquitectos sónicos del pop contemporáneo, alguien capaz de mantener su ADN incluso cuando se infiltra en los engranajes de Hollywood o el mainstream global.
El décimo aniversario de “Currents”: el quiebre que lo cambió todo
Este 2025 se cumplen diez años del lanzamiento de “Currents”, el disco que redefinió no solo la carrera de Parker, sino también las posibilidades estéticas del pop psicodélico en la era post-Spotify. Con “Currents”, Tame Impala pasó de ser una banda de culto con guitarras fuzz a una entidad singular que combinaba introspección emocional, sensibilidad electrónica y ambición de estadio. Fue, en todos los sentidos, una ruptura.
Una ruptura sentimental –con su pareja de entonces, la también músico Melody Prochet–, pero sobre todo una ruptura consigo mismo. Como él mismo dijo en su momento: “Fue dejar atrás una versión más rígida de mí, permitir que el sonido me llevara a donde tuviera que ir, sin prejuicios”. “Currents” fue el salto sin red, el “Let It Happen” como filosofía: dejar que ocurra, que fluya, que se transforme.
El álbum empieza con una epifanía: “Let It Happen” es quizás el mejor resumen del espíritu de Parker, un torbellino de loops, delays y synths celestiales que transformó la ansiedad en éxtasis. Y termina con otra: “New Person, Same Old Mistakes”, que Rihanna reversionó apenas un año después, elevando aún más el estatus del disco. Entre medias, joyas como “Eventually”, “The Less I Know the Better” o “Yes I’m Changing” dieron forma a una obra que, vista en retrospectiva, parece anticipar tanto el auge del bedroom pop como la llegada del “pop de autor” como categoría dominante.
¿Qué esperar ahora?
A la luz de este aniversario, “End of Summer” puede leerse como una secuela espiritual. Si “Currents” fue la ruptura con el yo anterior, este nuevo single es un intento de reconciliación. No hay aquí ni el fulgor festivo de “The Slow Rush” ni la melancolía lírica de “Lonerism” (2012), sino una suerte de aceptación madura, un hedonismo reflexivo. La producción es más austera, menos maximalista, pero también más precisa, como si cada sonido hubiera sido escogido para provocar una sensación concreta, no solo para impresionar.
¿Y el próximo disco? Si hemos de guiarnos por “End of Summer”, podríamos esperar un Tame Impala más experimental, más electrónico, pero también más emocionalmente transparente. Menos obsesionado con la perfección y más enfocado en el proceso. Un disco que no busque volver a dominar el mundo, sino simplemente documentar lo que se siente estar vivo en este momento.
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