Techno

Techno: qué es, características y DJs representativos

La electrónica de baile no solo es euforia y brilli-brilli, también es marcialidad introspectiva, negro sobre negro. Va por Detroit. Va por Berlín. Va por los vampiros del club y los ejércitos de la noche.


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Dominando de nuevo las pistas de baile tras varios años de estancamiento gracias a una reformulación más hard y a la paulatina disolución de sus principios, el techno ha demostrado sobradamente su posición nuclear en la cultura de club. Rincón oscuro para los desheredados, santo y seña para acceder a la cara oculta de la pista de baile, este género originado en Detroit soñando con los androides de Kraftwerk, que regresó a Berlín cerrando uno de los círculos más concéntricos de la música contemporánea y que se sustenta en la monotonía eléctrica, en la pulsión marcial y en los sintetizadores retrofuturistas, es, desde sus inicios a mediados de los 80, uno de los lenguajes principales para decodificar el significado de la música electrónica, más allá incluso de lo puramente bailable.

¿Qué es la música techno?

El techno es un género de música electrónica de baile originado en Detroit a mediados de los 80 que, a grandes rasgos, está definido por un patrón rítmico sencillo en 4/4 que va evolucionando cada 16 tiempos y una estructura monótona y repetitiva. Su intención, además, es usualmente rítmica, no melódica, y tiende a ser un género oscuro e introspectivo, en contraposición con el house. En sus orígenes está definido por la adopción de cachivaches electrónicos de los 80 conseguidos en el mercado de segunda mano: las máquinas de ritmos Roland TR-808 y TR-909 –signatura más clara del estilo–, sintes clásicos como el Roland SH-101, el KORG MS-10 o los Yamaha DX7 y DX100, o el secuenciador de bajo Roland TB-303. Esta idea maquinística, tecnológica, pero a la vez retro, le otorga un aura retrofuturista, distópica, que también es muy característica.

Origen e influencia del techno

La primera vez que se empleó el término “techno” para definir a la música electrónica desarrollada en Detroit durante los 80 fue en una compilación de 1987 realizada para Virgin por Neil Rushton, agente británico que, a través de Kool Kat Records, se había convertido en una figura clave para importar al Reino Unido los sonidos de Chicago, Nueva York o Detroit, el house y el electro. En un primer momento, la idea era ofrecer una aproximación, localizada en Detroit, del house, pero la inclusión final de un tema de Juan Atkins, “Techno Music”, y la convicción tanto de él como de Derrick May y Kevin Saunderson –indispensables colaboradores curatoriales– de que lo que estaban haciendo en la Motor City era una cosa completamente nueva, un género en sí mismo, dio con el concepto definitivo: “Techno! The New Dance Sound of Detroit”.

Tanto Atkins (The Originator) como May (The Innovator) como Saunderson (The Elevator), a los que se conoció siempre como El Trío de Belleville por su origen en este pequeño suburbio de la gran metrópolis de Detroit, son considerados los padres del techno, y son precisamente sus influencias las que moldean el género en primer lugar: la ciencia ficción distópica y afrofuturista, el sonido de Parliament/Funkadelic, el house de Chicago, el electro y el freestyle y, quizá por encima de todo, todo un acervo de música electrónica –o de sintetizadores, como prefieras– global que el radio-dj The Electrifying Mojo pinchaba en su programa, y que incluía a artistas como los alemanes Kraftwerk y Tangerine Dream, el italiano Giorgio Moroder, el británico Gary Numan o los japoneses Yellow Magic Orchestra. De sus manos salieron algunas de las producciones –y éxitos– más representativas de esta primera oleada de techno en Detroit: Atkins sentó las bases con Cybotron, fundó el sello Metroplex y lanzó allí como Model 500 la piedra angular que es “No UFO”; Saunderson tuvo un hit inesperado con “Big Fun”, eslabón perdido entre el electro, el freestyle y el techno que llevó a su junte con la cantante Paris Gray, Inner City, al relativo éxito comercial, y May terminó de abrir el puente con Europa a través del Reino Unido gracias al que quizá sea el primer tema más canónicamente techno de esta primera generación, el mítico “Strings of Life”.


Evolución del techno

Tras esta primera era, fue la segunda generación la que terminó de definir lo que iba a ser el techno durante la década de los 90: djs como Jeff Mills, Carl Craig, Robert Hood, Kenny Larkin y Mike Banks o dúos como Drexciya y Octave One comenzaron a ampliar sus horizontes ante una escena local que no era capaz de estar a la altura de la expansión global del estilo, y la generación de un circuito de clubes y sellos capaces de mover la música entre los distintos continentes activó distintas escenas con el techno como hilo conductor. En Canadá, John Acquaviva y Richie Hawtin fundaron Plus8, un sello tan fundamental como lo serían Underground Resistance o el Planet E de Carl Craig. En Japón apareció una figura tan importante como Ken Ishii. Y en Europa la colisión con el EBM, la música industrial o la new wave sintética resultó en una verdadera explosión que liberó definitivamente las cadenas de la rave y del continuum hardcore, dando lugar a derivaciones agresivas como el gabber, el hard techno o el hard trance.

Es a partir de este momento cuando el techno empieza a relocalizarse en Alemania, primero en Frankfurt o Munich pero más concretamente en Berlín tras la caída del Muro en 1989, ciudad a la que se mudan muchos de los actores principales de Detroit o Richie Hawtin y John Acquaviva. Y es precisamente en Berlín donde se termina de configurar el sonido con el que actualmente relacionamos el techno de manera más clara: industrial, oscuro, seco, contundente, minimalista.

A partir de aquí, el techno comienza a adaptarse localmente, a pervertirse –para bien o para mal– en fondo y forma, e incluso a hacerse un hueco en la cultura popular gracias a producciones de pop o a fenómenos relativamente recientes como el techno melódico.


Características del género

Sonido del techno

En su primera etapa, el techno se caracteriza con un sonido retrofuturista muy derivado del electro y de ese soul electrificado firmado por George Clinton, con relativa predominancia de las secciones cantadas; muchos temas de esta etapa solo son reconocibles como techno por su bombo a negras en la base y el sonido de los sintes y las cajas de ritmos. Es a partir de “Strings of Life” de Derrick May que empieza a configurarse lo que habitualmente entendemos como sonido techno, y con Jeff Mills y otros representantes de la segunda generación podemos dar ya con un canon: alta energía y altas presiones percusivas, ritmo marcial, drops sutiles y basados en la textura –no en la progresión– organizados cada 16 compases, melodías repetitivas e hipnóticas y una cadencia intensa, maquinística e industrial. Además, es un género en el que las frecuencias medias son más importantes que los bajos, contrastando mucho con la rave y el continuum hardcore británico.

Ambientación y atmósfera

El techno es generalmente oscuro e industrial, metálico, frío, con una presencia muy evidente y protagonista de la tecnología, de lo alien y de lo no humano.

¿Cuántos BPM tiene el techno?

Suele oscilar entre los 120 y los 150 bpm, en un rango que empieza en los tempos más lentos, progresivos y herederos del trance y el deep house del techno melódico, continúa en la desnudez radical del minimal –cerca de los 130 bpm– y va acelerándose según va adentrándose en los terrenos del bleep y la IDM o, aún más, en el techno industrial. Si va a menos de 120 bpm casi seguro que será ambient techno, aunque también puede ser dub techno. Y si va a más de 150 bpm probablemente sea hard techno.

¿Cuál es la diferencia entre techno y house?

Aunque sus orígenes son indisociables, y hay una relación de ida y vuelta en la fundación de ambos –la relación de Derrick May y Frankie Knuckles lo ejemplifica a la perfección–, en cierto sentido el techno y el house han evolucionado como géneros antagónicos: mientras que el house apuesta por la luz, por lo emocional, por lo melódico y por lo festivo, el techno es un género oscuro, frío, repetitivo y mecánico, esencialmente rítmico y preocupado más por la textura que por la generación de sentimientos a través de trucos estructurales o significados vocales. Y ante la euforia extrovertida de uno, la introspección guerrillera del otro.


DJ más influyentes de techno

Derrick May

Considerado “el innovador” dentro del Trío de Belleville, May fue fundamental para la expansión del techno no solo como ideólogo y cabeza de uno de sus sellos más importantes, Transmat, sino como el autor de uno de sus primeros éxitos intercontinentales, “Strings of Life”. Lo curioso es que no fue Detroit desde donde se propagó la explosión: fue desde Chicago, donde Frankie Knuckles la convirtió en un imprescindible de las pistas nocturnas.


Jeff Mills

The Wizard fue quizás la figura más importante de la segunda generación de techno en Detroit, y su propia personalidad aventurera impregnó la naturaleza del género durante toda la década de los 90. Primero fundó Underground Resistance –sello y colectivo que serviría para aglutinar a gran parte de la producción techno de Detroit de la época– junto a Mike Banks y Robert Hood, luego se trasladó a Berlín durante una larga residencia en la discoteca Tresor, o a Chicago, donde abrió Axis Records. En 1995 dio en la sala Liquid Room de Tokyo la que se considera más o menos unánimemente la mejor sesión de la historia del techno, en la que además se puede escuchar una de las primeras versiones –la oficial no se lanzó hasta 1996 en Purpose Records, uno de los subsellos minimal de Mills– del que podría ser también el mayor clásico del género, “The Bells”, conocido en la escena electrónica de Madrid como “Voltereta” por su condición de himno para la extinta discoteca local.


Carl Craig

Uno de los grandes visionarios de la segunda oleada techno, Craig fue, entre otras muchísimas cosas, el descubridor de Moodymann o de DJ Stingray –fundador de Urban Tribe y vinculado desde siempre al entorno de Drexciya–, a quienes editó sus primeros trabajos en su propio sello, Planet E Communications. Esto define bien los dos extremos de su personalidad: por un lado, siempre persiguió un estilo más profundo, más deep, que se plasma en alias como Innerzone Orchestra, pero por otro también apostó por romper las barreras que el techno se imponía, adentrándose en la IDM o colaborando con Moritz Von Oswald para la serie “Recomposed” de Deutsche Grammophon.


Heinrich Mueller

Uno de los grandes artífices del techno en la sombra, Gerald Donald –ese es su nombre real– fundó junto a James Stinson uno de los dúos más esquivos y lúcidos del género, absolutos maestros en afilar el lado afrofuturista y en apelar a su deuda con el electro primigenio: Drexciya. Editados por Underground Resistance, por Tresor –el sello de la discoteca alemana–, por Warp o por Rephlex –el sello de Aphex Twin–, y admirados explícitamente por emblemas modernos del prototechno y el electro como Helena Hauff, son uno de los proyectos más respetados y reivindicados internacionalmente. Mueller, además, forma junto a su mujer, To Nhan Le Thi, el dúo Dopplereffekt, que alterna habitualmente entre el techno canónico y el ambient techno de atmósferas drone.


Terrence Dixon

Vinculado desde sus inicios a Utensil y Metroplex, los sellos de Claude Young y Juan Atkins, y a Tresor desde su pronta mudanza a Europa, Dixon ha sido uno de los productores más definitorios de la línea minimal junto a Richie Hawtin, trascendiendo ampliamente el legado de Robert Hood. Míticas son sus colaboraciones con Thomas Fehlmann de The Orb ya en los 2000, década en la que sus avances se encaminaban al liquid techno, y en los últimos años le hemos visto dar la mano a nuevos productores como el holandés Jordan GCZ o la neoyorquina Aurora Halal.


Richie Hawtin

La historia de Hawtin, desde la fundación de Plus8 junto a John Acquaviva y sus trabajos como F.U.S.E. hasta la consolidación a finales de los 90 y ya asentado en Berlín de Minus Records, donde estrenó entonces sus discos más fundamentales como Plastikman –“Consumed” y “Closer”– o una compilación que servía como declaración de amor por todo el techno de la época –“Decks, EFX & 909”–, es el relato de la depuración minimal que el techno vivió justo con la venida del nuevo milenio. Pero la trayectoria del Alien techno va mucho más allá: también junto a Acquaviva desarrolló Final Scratch, software precursor de Traktor que revolucionó lo que era pinchar, crea sus propios sintetizadores y deck fx, y ha sabido mantener un perfil elevado, propositivo y experimental sin renunciar a nunca a su condición como icono de la cultura electrónica más popular, reflejado en aquel mítico morreo con Sven Väth en Ibiza.


Moritz Von Oswald

Noble de cuna, miembro de la casa Bismarck y formado como percusionista clásico en el entorno académico de Hamburgo, Moritz Von Oswald fue uno de los grandes revolucionarios del techno con Denominación de Origen en Berlín. Junto a su colega Mark Ernestus –y en torno a la tienda de este, Hard Wax– fundó Basic Channel inspirándose en el trabajo como sello de Tresor, donde trabajaba a principios de los 90, y a través de nueve singles lanzados entre 1993 y 1994 –y a lo largo de los cuales podía verse la progresiva distorsión del logo de Basic Channel, plasmada también en un sonido cada vez más vaporizado– configuró lo que sería el dub techno. En años siguientes ambos desarrollaron una vertiente más puramente minimal como Maurizio o pusieron el organicismo dub en primer plano como Rhythm & Sound. Además, Von Oswalt ha colaborado con Juan Atkins en proyectos tan interesantes como Borderland o 3MB –aquí junto a Thomas Fehlmann–, con Carl Craig para la serie “Recomposed” o con Vladislav Delay, y se ha vinculado sistemáticamente a los ambientes experimentales.


Wata Igarashi

El japonés es uno de los grandes valores del techno en la actualidad, moviéndose con elegancia y soltura entre el acid y otras versiones más industriales y profundas derivadas del ambient. Sus trabajos en Midgar o Semantica fueron clave para entender el techno más psicodélico en la década pasada, pero los más recientes, editados en la serie UFO de Dekmantel Records –sello del ya clásico festival holandés–, subliman definitivamente su idea de la euforia pistera.


Jane Fitz

La británica es toda una institución en lo que a acid techno contemporáneo se refiere, y de hecho no tiene lanzamientos a su nombre aunque por ahí se pueda encontrar alguna cosa suya como Invisible Menders: lo suyo es una rendición absoluta al acto sagrado de pinchar discos. Obviamente se maneja en estilos muy distintos al techno, pero es en los bombos apocalípticos y los sintes que chorrean donde con más autoridad sienta cátedra.


Blawan

Sus últimos movimientos apuntan más hacia el deconstructed club y otras vertientes weirds de la música electrónica, pero eso no quita para que Blawan haya contribuido con su trayectoria a la resurrección del techno industrial y se haya convertido por derecho propio en uno de sus representantes más agresivos, actualizando el legado de otros grandes ideólogos del techno genuinamente británico como Surgeon –con quien comparte proyecto: Trade–, Claro Intelecto o The Black Dog. Junto a Pariah forma uno de los dúos más salvajes e implacables de la historia del techno, toda una rareza digna de ver: KARENN.


Óscar Mulero

Bonus track para reivindicar al gran productor de techno de nuestro país, Óscar Mulero. Fundador de uno de los primeros clubs de techno de Madrid, The Omën, el asturiano lideró a la España post-Ruta por terrenos siempre oscuros y experimentales, llegando a proyectarse internacionalmente gracias a festivales como Sónar o Monegros y alcanzando el reconocimiento de otras grandes figuras del techno como Jeff Mills, Richie Hawtin o Surgeon y publicando en Semantica o Tresor. Ha oscurecido más y más su propuesta, adentrándose en el ambient techno, en el drone, en el dub, en la IDM o en la música industrial, y además ha ejercido como productor y mezclador en algunas referencias darwaveras de Humo Internacional.


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