Madonna

Madonna: Un viaje por su trayectoria

Dios salve a la Reina (del pop)

A sus 65 años, cuando la mayoría estaría pensando en la jubilación –en su caso sería la abdicación– Madonna Louise Ciccone se niega a renunciar a ser la Reina del Pop. Cargo que no es fácil de ostentar, tanto por la competencia como por algunos de los problemas que le han acechado en los últimos tiempos. Lo que es seguro es que la estadounidense quiere seguir siendo relevante y no para de buscar fórmulas para ello. Sin ir más lejos, embarcarse en una gira mundial titulada The Celebration Tour que, como indica su nombre, celebra las cuatro décadas de carrera de la cantante. Ahí es nada.

La citada gira, cuya manga norteamericana tuvo que ser pospuesta en junio, arranca en Reino Unido antes de cruzar el Canal de la Mancha y llegar a Europa. En nuestro país recalará los días 1 y 2 de noviembre con sendas fechas en el Palau Sant Jordi de Barcelona que, por supuesto, llevan agotadísimas desde hace meses. De hecho, la práctica totalidad de las actuaciones han colgado el cartel de sold out, demostración de convocatoria y poderío: 30.000 localidades vendidas como si nada. Entre otros hitos, Madonna tocará ¡seis noches! En el O2 arena de Londres (unas 20.000 personas en cada velada) o tres en el Barclays Center de Nueva York.


A estas alturas de la película, su carrera necesita poca presentación, pero siempre conviene reivindicar la trayectoria de una artista absolutamente única que ha esculpido como casi nadie el pop –la música, en general– de nuestro tiempo. Con ventas de discos estimadas de más de 300 millones y facturación de tickets de 150.000 millones de dólares, está considerada como la artista femenina más vendedora de siempre. Al margen, su huella e influencia en la cultura popular es total, con artistas que se han fijado en ella como referente, desde Lady Gaga a Dua Lipa, por citar un par de las más conocidas.

Cuarenta años de reinado

Madonna Louise Ciccone llegó al mundo en agosto de 1958 en una localidad llamada Bay City, ubicada en Michigan, en la ribera del Lago Huron. Sus padres eran de origen italiano y franco-canadiense y de niña se movió con su familia por los suburbios de Detroit. Era buena estudiante, recibió clases de piano y baile y ya de joven demostró que no era alguien que se fuera a adaptar a los cánones preestablecidos. Con apenas 20 años y 35 dólares en el bolsillo, se mudó a Nueva York. Allí siguió con su carrera como bailarina y se empezó a relacionar con el mundillo artístico de la ciudad, montando bandas, actuando con otros artistas e incluso teniendo algún papel en la gran pantalla.

En 1980 fue cuando decidió iniciar digamos “oficialmente” su carrera en solitario. Un par de años después ya había conseguido un contrato con Sire Records, la compañía del legendario Seymour Stein y subsidiaria de Warner Records. En 1982, se publicó su primer single, “Everybody”. La historia de la música popular estaba a punto de cambiar para siempre. Al poco, la canción “Holiday” se convirtió en su primer top-10 y un disco homónimo editado en 1983, incluyendo jitazos de la trascendencia de “Lucky Star” o “Borderline”. La suerte estaba echada pero, por si fuera poco, el segundo trabajo de Madonna, “Like a Virgin” (Warner, 1984) la catapultó definitivamente a la categoría de estrella.


A partir de ahí, el resto de los años ochenta fue un ascenso constante al olimpo del pop, con discos que son clásicos de la música, como “True Blue” (Warner, 1986) o “Like a Prayer” (Sire, 1989), y participación en películas como “Who’s That Girl?”, con su correspondiente banda sonora. Fueron años en los que todo lo que tocaba la norteamericana se convertía en oro. Cada canción era un éxito. Cada gira, un acontecimiento planetario. Cada declaración, un escándalo. Cada relación, carnaza para la prensa rosa. La ambición rubia se codeaba con Michael Jackson o Prince como los iconos de la época.

La década siguiente continuó con su estatus top, pero el nivel musical daba algunas muestras de cansancio. Se publicaron álbumes que han ganado con el tiempo, pero que en el momento no presentaban la efervescencia de trabajos anteriores, pienso en “Erotica” (Sire, 1992) o “Bedtime Stories” (Sire, 1994). En ese sentido, “Ray of Light” (Warner, 1998), elepé gestado junto al productor William Orbit, fue una suerte de nuevo impulso para entrar en el nuevo milenio con ese cargo oficioso de Reina del Pop. El momentum continuó con la electrónica de “Music” (Warner, 2000), también muy bien recibido por la crítica. Veinte años después de su debut, Madonna seguía en todo lo alto.

La primera década del nuevo siglo siguió dando noticias de todo tipo alrededor de la cantante. Musicales, con discos dignos –pero lejos de sus obras maestras, nivel que quizá ya nunca podrá alcanzar– y también sobre su vida personal y familiar, algo continuo. También se metió en un proceso judicial contra Warner. Madonna cumplía años, pero eso no significaba ser menos combativa, ni dejar de luchar por aquello que consideraba justo e importante. “American Life” (Warner, 2003) fue una buena prueba de todo ello. A la vez, su mente inquieta, buscando nuevas fórmulas de negocio, le llevó a firmar un pionero acuerdo 360º (es decir, incluyendo todas las áreas de negocio) con el gigante de la industria musical Live Nation.

En la penúltima década, publicó los discos “MDNA” (Boy Toy, 2012), “Rebel Heart” (Boy Toy, 2015) y “Madame X” (Boy Toy, 2019), su último trabajo hasta la fecha. Son obras menores dentro de la trayectoria de la estadounidense, con el mérito de querer seguir sonando contemporánea y negándose a vivir de viejas rentas. Colaboraciones con Tokischa o Dua Lipa o las más recientes con The Weeknd y Playboi Carti lo confirman. La posibilidad de volver a salir de gira con cada lanzamiento es un acicate para unos fans que, como se ha comprobado, siguen fieles a la cita y a las convocatorias de Madonna.


¿Quién dijo abdicación?

En enero de este mismo año, anunció que efectivamente habría nuevo tour, el que ahora la va a mantener ocupada. Sin embargo, en junio fue hospitalizada tras ser encontrada inconsciente en su hogar. Se descubrió que sufría una importante infección bacteriana y la primera manga de la gira “Celebration” tuvo que ser cancelada. Por suerte, los achaques de salud (recordemos: Madonna tiene 65 años) parecen olvidados y, si nada se tuerce, estará en Barcelona a principios de noviembre. Sus conciertos actuales son los primeros desde la pandemia, cuando estaba presentando “Madame X”. Para encontrar las últimas actuaciones en España hay que remontarse a 2015, cuando ofreció dos veladas también en el Palau Sant Jordi de Barcelona que, con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los recintos icónicos de la vocalista. Por comparar, en Madrid no actúa desde que lo hiciera en el Estadio Vicente Calderón en 2009, donde también ofreció un show en 1990.

Que hayan transcurrido ocho años desde que visitara nuestro país por última vez y que sea una de las primeras paradas de su inminente gira europea ha hecho que la expectación sea máxima. Se desconocen los detalles del espectáculo, pero es muy raro que decepcione. Lucir sobre el escenario siempre ha sido lo suyo y contar con un repertorio a sus espaldas de más de 40 años y trufado de hits hace que el setlist vaya a ser un seguro de vida. Canciones que, como su autora, han trascendido estilos, fronteras y generaciones. Dios salve a la Reina (del pop).


Escrito por Nacho Ruiz

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