Las mejores canciones nuevas de noviembre
Rosalía, Romeo Santos y Prince Royce, Robyn, Overmono, María Becerra, Luna Ki, Charli XCX, Skrillex y Caroline Polachek…
| Por Álvaro García Montoliu
Noviembre de 2025 no ha sido un mes de tránsito: ha sido un fogonazo. Basta escuchar “Estocolmo” de Romeo Santos & Prince Royce, donde la bachata se vuelve arquitectura de cristal; el regreso magnético de Robyn con “Dopamine”, pura electricidad emocional; o la reinvención expansiva de Luna Ki en “Tu Lady”, un despegue pop sin red. A eso se suman la identidad fracturada y brillante de María Becerra, y el estallido digital-orgánico de Rosalía en “Reliquia”, probablemente uno de los momentos más intensos de su etapa actual.
Romeo Santos & Prince Royce - Estocolmo
La historia del pop adora esas colaboraciones largamente soñadas en las que la línea entre fantasía y realidad desaparece. “Estocolmo”, cumbre de “Better Late Than Never”, el primer proyecto conjunto de Romeo Santos y Prince Royce, pertenece a esa categoría mitológica: un acontecimiento cultural tanto como musical. Construido sobre un paisaje sonoro cristalino, en “Estocolmo” Royce aporta su suavidad seductora, Santos su barroquismo emocional, y el resultado es una bachata expandida que dialoga con el pop global.
Robyn - Dopamine
Cuando Robyn regresa, el tiempo parece plegarse. Siete años desaparecen, y con ellos vuelven la catarsis queer, la melancolía sintética, la fisicidad emocional que siempre ha definido a la artista sueca. “Dopamine” es una reactivación de todos sus códigos, pero con una capa de duda existencial que la vuelve aún más punzante. El tema funciona como un estudio de la sensación pura: arpegios moroderianos que laten como sinapsis encendidas, voces robóticas que parpadean entre la ironía y la vulnerabilidad.
María Becerra - JoJo
El alter ego es uno de los instrumentos más antiguos del pop, pero María Becerra lo usa no para esconderse, sino para multiplicarse. “JoJo”, primer adelanto de “Quimera”, presenta uno de los cuatro personajes del álbum: una figura dominatrix, sensual, energética, de mirada afilada. Musicalmente, el track es una joya del dancehall y el dembow pasado por el filtro argentino y el eco del reggae bop de la década de 2010.
Luna Ki -Tu Lady
Con “Tu Lady”, Luna Ki inicia una nueva etapa más expansiva, luminosa y pop que la intimidad casi ascética de “No soy Diosa”. El tema es pura energía cinética: percusiones que explotan, capas electrónicas que parecen avanzar y retroceder como un latido acelerado, momentos de suspensión aérea en los que la voz (sin autotune, otra declaración estética) adquiere una vulnerabilidad inesperada.
Rosalía - Reliquia
“Reliquia” es el punto de fuga de “LUX”, el único momento del álbum en el que la materia orgánica (cuerdas, palmas, piano) se descoyunta y deja paso a la distorsión digital. El comienzo es puro lirismo: Rosalía canta sobre las partes de sí misma que ha ido dejando en el mundo, como si su identidad fuese un mapa geográfico. Luego, poco a poco, la canción se contamina. Un zumbido casi imperceptible se cuela entre las cuerdas, los sintetizadores crecen como una tormenta eléctrica y todo estalla en un clímax que parece poseer el cuerpo.
Triángulo de Amor Bizarro - Triángulo de Amor Bizarro
Hacer una versión de “Bizarre Love Triangle” podría ser un gesto de nostalgia fácil, pero TAB convierten la idea en un acto de auto-mitología. Su reinterpretación es un homenaje sincero al sonido Manchester, pero también una relectura feroz desde su propio ADN gallego: guitarras tensas, electrónica nerviosa, una interpretación vocal de Isa Cea entre lo cálido y lo irónico. Como siempre, vaya. TAB logran algo rarísimo: sonar a New Order y sonar a ellos mismos. Suena contradictorio, pero no lo es.
Overmono - Paradise Runner
“Paradise Runner” es música de madrugada, de ese momento en que el cansancio se vuelve claridad. Overmono, maestros de combinar lo emocional con lo pulido, construyen aquí un himno intimista con sample de Monifah y espíritu de rave amanecida. Es una canción en movimiento: breakbeats como luces de carretera, pads que se despliegan como un horizonte después de una noche demasiado larga. El paisaje sonoro de la nostalgia acelerada.
Danny L Harle - Crystallise My Tears (feat. Oklou & MNEK)
Si “Harlecore” era un parque de atracciones digital, “Crystallise My Tears” es su reverso elegante. Harle talla aquí un espacio emocional translúcido, donde la voz etérea de Oklou y la claridad de MNEK se entrelazan en un duelo de fragilidad futurista. Es una canción sobre el llanto convertido en mineral: tristeza transformada en forma, arquitectura, brillo. Harle demuestra que el maximalismo también puede ser delicado.
Skrillex, Dylan Brady & Caroline Polachek - hit me where it hurts
Tres agentes del caos colaborando solo pueden generar un estallido. Skrillex y Brady trabajan como arquitectos del desorden, mientras la voz espectral de Polachek (sampleada desde “Pang”) actúa como columna vertebral. El resultado es una bomba sensorial: percusión hiperactiva, melodías que se retuercen, un dramatismo casi barroco pasado por el filtro de la electrónica contemporánea.
Charli XCX - Chains of Love
Tras “Brat”, Charli continúa su giro radical con “Chains of Love”: una balada monumental, impulsada por cuerdas cinematográficas y efectos electrónicos que parecen abrir grietas en el aire. La melodía, sencilla pero devastadora, demuestra que Charli puede ser maximalista incluso en la vulnerabilidad. Es una canción que late entre romanticismo clásico y distorsión digital, como un corazón antiguo atrapado en un cuerpo futurista.
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