Las mejores canciones de julio de 2025
Justin Bieber, Bad Gyal, Ozuna, Tyler, The Creator, Pharrell Williams, Blackpink, Drake, Jamie xx, Blood Orange…
Julio suele ser un mes de exceso: de luz, de lanzamientos, de conciertos, de discos con vocación de himno o de bálsamo. Pero en 2025, el mes también ha traído un clima emocional de introspección, de duelo contenido, de deseo nostálgico. Como si este fuera un verano que se sabe final. Entre regresos inesperados, pop que se desnuda e himnos para la pista o el coche, estas son las canciones que mejor han captado el espíritu contradictorio de este mes de julio.
Justin Bieber – Daisies
En su nuevo disco, “SWAG”, lanzado sin previo aviso, Bieber apuesta por un giro lo-fi que recuerda más a un cuaderno íntimo que a una playlist de TikTok. “Daisies” es una balada acústica de amor callado y arreglo deliberadamente “sucio”: guitarras acolchadas, baterías maltratadas, producción sin esmalte. Bieber evita el dramatismo habitual y se refugia en una calidez indie pop que recuerda a Rex Orange County o incluso a los primeros trabajos de Frank Ocean. Un número 1 con alma pequeña.
Bad Gyal & Ozuna – Última noche
Donde antes hubo euforia (“Guay”, la última colaboración de la dupla en 2023), ahora hay melancolía, deseo y una súplica implícita por estirar el momento. “Última Noche” destaca por su ritmo kompa, entre tropical e hipnótico, sostiene esta colaboración crepuscular entre Bad Gyal y Ozuna. La canción no busca el hit inmediato sino el eco emocional. Bad Gyal sigue expandiendo su imaginario: caribeño, sí, pero también cinemático y poético.
Blood Orange – Mind Loaded (feat. The Durutti Column, Caroline Polachek, Daniel Caesar y Tariq Al-Sabir)
“Mind Loaded” funciona como un microcosmos del inminente “Essex Honey”: un tapiz emocional donde conviven guitarras post-punk, sintetizadores vaporosos y voces que parecen murmurar desde otra dimensión. El espíritu de Vini Reilly (Durutti Column) aporta la melancolía líquida; Polachek y Caesar, el lirismo suave; Tariq Al-Sabir, el contrapunto clásico. Lo que emociona no es la suma de talentos, sino la sensación de comunión entre ellos. La elegancia emocional como respuesta al caos del mundo.
Jamie xx – Dream Night
Jamie xx siempre ha hecho música para bailar sin dejar de pensar, pero “Dream Night” se entrega al goce con más generosidad que nunca. Inspirado por las noches colectivas de su gira mundial y sampleando la espiritual “Dancing Girl” de Terry Callier, el tema es trance cinematográfico: melodías suspendidas, ritmos ascendentes, voces que parecen venir de otra era. Es como ver la pista de baile desde el aire, contemplándola con ternura. Y lo que más emociona es su capacidad para transformar la fiesta en rito, y la nostalgia en energía.
Georgia – Wanna Play
“Wanna Play” suena a urgencia y a renacimiento. Georgia acelera hasta los 160 BPM con una intensidad punk-electro que le debe tanto al primer The Knife como a los Depeche Mode más industriales. Hay caos, pero también claridad. La canción captura esa electricidad contradictoria de cuando una vida se desarma y reconstruye a través del ritmo. Arpegios sintéticos, bajos sucios y una interpretación vocal desafiante, casi provocativa. No es un tema fácil, pero sí profundamente catártico. Aquí, Georgia convierte la pista de baile en un espacio de resistencia emocional.
Kid Cudi – Grave
Cudi nunca ha tenido miedo de enfrentarse a sus propios fantasmas, pero “Grave” lo hace desde un lenguaje más pop y cinematográfico que de costumbre. Hay guitarras que rugen como si Imagine Dragons se hubieran dejado seducir por la melancolía, y una base rítmica que empuja más de lo habitual. Pero el núcleo sigue siendo él: introspectivo, herido, resiliente. Puede que “Grave” desconcierte a los puristas, pero representa una evolución lógica en su travesía emocional: la del que ha bajado al pozo y aún canta.
Danny L Harle feat. PinkPantheress – Starlight
Una fantasía barroca de club, un collage emocional hecho de breakbeats y arias electrónicas. “Starlight” es Harle en estado puro: exceso, sofisticación, ironía y euforia. PinkPantheress flota sobre la producción como un hada de neón rememorando el eurodance de los dosmiles. Es una canción que puede sonar tanto en un set de Boiler Room como en una clase de Historia de la Música. Harle ya no se conforma con ser productor para PC Music: quiere ser el Bach del rave, y canciones como esta lo acercan peligrosamente.
Drake – What Did I Miss?
Tras su sonada batalla lírica con Kendrick Lamar, Drake reaparece en modo víctima/guerrero con “What Did I Miss?”, una diatriba rencorosa disfrazada de reflexión. El beat uptempo no esconde la amargura de unos versos que recuerdan que, en el fondo, Drake nunca olvida. Su habilidad para convertir el drama personal en espectáculo sigue intacta. ¿Excesivo? Siempre. ¿Inecesario? Puede. ¿Hipnótico? Sin duda. Drake ha sido muchas cosas, pero sigue siendo el mejor narrador de su propio ego herido. Este tema lo reconfirma con toda su megalomanía y su precisión pop.
BLACKPINK – Jump
Tres años después, BLACKPINK vuelve como si nunca se hubieran ido. “JUMP” no es solo un comeback: es un grito de guerra, un estallido de coreografía, brillo y fuego. La producción –con Diplo y TEDDY al timón– mezcla dancehall sintético, EDM burbujeante y explosiones trap. Lisa lidera como una amazona, y el grupo suena más cohesionado que nunca. La canción no busca sutilezas, sino impacto. Lo fascinante es cómo logran sonar frescas sin renunciar a su épica maximalista. En un verano sin muchos himnos globales, “JUMP” lo tiene todo para reinar.
Tyler, The Creator & Pharrell Williams – Big Poe
Con la teatralidad de un ring de lucha libre y la sofisticación sonora de un desfile de moda alienígena, “Big Poe” es puro espectáculo. Tyler despliega carisma y reglas, mientras Pharrell aporta ese brillo N.E.R.D. que convierte cualquier groove en oro. La base recuerda a los años dorados de Neptunes, pero con la mordacidad nihilista de Tyler. Hay también un sample fantasma de Busta Rhymes que actúa como eco del pasado. Descubre su nuevo álbum “Don’t Tap The Glass”.
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